Puedo presentirte,
sé que sigues mis pasos,
donde voy ahí estás,
pero no te temo
aún cuando sé que en algún momento
me tomarás de la mano
llevándome contigo.
Vives acechándome,
no sólo a mí, a todos;
unos te temen, otros te buscan,
otros se resignan a tu llegada,
porque siempre estás allí
y ninguno puede escapar de ti.
Pero sabes... me da igual cuándo llegues,
podría ser ahora mismo,
mientras escribo estas líneas,
o quizás en muchos años,
cuando el ocaso llegue a mi vida.
Por eso, bienvenida seas,
cuando así lo desees.