A propósito del verano...
¿Por qué amamos el mar?
Bueno, al menos los que lo aman, como yo. Ir a la playa cuando niño, era la experiencia del año y aún lo sigue siendo, aunque haya perdido parte de la emoción infantil que la acompañaba. Ir al mar significa muchas cosas para mí; la brisa marina que entra por mi nariz, evoca agradables recuerdos, unos muy lejanos y otros de solo meses atrás. Recuerdos de niñez y adolescencia idas, de comienzos y finales de amores, de saludos y despedidas. El olor del mar es uno de los más agradables del mundo. Es ese que percibes desde lejos, cuando aún no has logrado divisar el azul de abajo que se confunde con el del cielo. Mirar al mar por primera vez en meses siempre me causa la misma sensación, al menos desde que tengo memoria. Qué belleza! Qué colores, qué aromas, qué sol! Respirar lo más profundo que pueda, quizá con la esperanza de llevarme un poco de ese aire conmigo; disfrutar la brisa en el rostro, el sol acariciando mi piel, el sonido de las olas arrullando mis oídos, son sensaciones que vivo vez tras vez y que no cambiaría por nada del mundo. Amo el mar.
Pero también le temo. Esa inmensidad de agua puede ser amenazante. En ocasiones se siente mejor disfrutar del mar desde la seguridad de la arena, especialmente en mares oscuros, turbulentos, solitarios. A veces podemos recordar alguna escena de la película “Tiburón”, que cumplió 40 años hace poco y que es responsable de que mucha gente de la época no volviera a meter un dedo en el agua salada. También podemos recordar terribles tragedias marinas, famosos naufragios como el del “Titanic”, o embarcaciones que zarparon y nunca regresaron. Un viejito que iba en un ferry hacia la isla de Margarita en mi país dijo lo siguiente, mirando por la borda: “Eso es mucha agua pa` uno” .
Sin embargo, por lo general, amamos al mar. ¿Por qué? Algunos dicen que como nuestro organismo tiene la misma proporción de agua que el planeta, nos sentimos a gusto cerca de ella e incluso, dentro de ella. También nuestra sangre comparte el mismo porcentaje de sal que los océanos. Otros más afirman que es como volver a casa, ya que según ellos, del mar salimos hace miles de millones de años. Yo creo que el mar nos recuerda que somos parte de una creación maravillosa, misteriosa, impredecible, hermosa. El mar nos relaja, nos alegra, el tiempo pasa lentamente. En el mar, la playa, en las ciudades y pueblos costeros, soy feliz. -¡En el mar, te quiero mucho más!*
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*parte de una canción que decía "En el mar, la vida es más sabrosa"
IMAGEN: Punta Varadero, Edo. Falcón, Venezuela
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