UNIVERSIDAD Y DOCENCIA: Devenir histórico

in spanish •  7 years ago 
UNIVERSIDAD Y DOCENCIA

La universidad, en medio de los significativos cambios que surgieron con la llegada de la modernidad intelectual, se erigió como expresión del desarrollo capitalista en Europa, cuyo control gubernamental y laico de la educación opuesto a la iglesia propició la explosión del comercio, las comunicaciones y la actividad industrial. Nuevas invenciones aplicadas a la vida cotidiana sustituyeron la mano de obra artesanal por grandes fábricas manejadas por la clase emergente Burguesía que desplazaron a los pequeños talleres para incrementar la productividad y las ganancias. (Rodríguez Maza, 2014)

Los términos universalidad y autonomía surgen como principios básicos de la universidad. El primero, porque recogía el pensamiento de las distintas civilizaciones, también todo el conocimiento científico y cultural de las mismas. El segundo, muy a pesar del control teocrático, le otorgaba una cierta independencia de acción que le permitiría establecer sus propias normas, métodos y propósitos. Al respecto señala Tünnermann (2008:21) que: Desde la consolidación de los Estados nacionales, al finalizar la Edad Media europea, la tensión se manifiesta entre el Estado y la universidad, de suerte que la autonomía de ésta se define principal, aunque no exclusivamente, frente al Estado, representado por el gobierno central. En última instancia, la autonomía será desde entonces el resultado de la particular relación dialéctica que se establece entre el Estado y la universidad, según sea el contexto político y socioeconómico.

El devenir histórico de la universidad ha mostrado desde sus orígenes, una gran resistencia entre la autonomía de la comunidad universitaria y las fuerzas sociales, la primera como entidad con fines propios y; la segunda guiada primordialmente por los poderes públicos y religiosos, deseosos de controlarla. En muchas ocasiones, el absolutismo que caracterizó al Estado perturbó la autonomía de las universidades, que en muchas ocasiones perdieron su habitual soberanía para finalmente ser ligadas al mecanismo estatal.

La autonomía es un instrumento que puede ser efectivo para que las universidades desarrollen sus principales funciones. Cuando se confunde el uso de este instrumento con un fin en sí, se puede ocasionar de tal distorsión, el abuso y mal empleo del poder. La autonomía universitaria implica serias responsabilidades, por tanto que la universidad al hacerse poseedora de su propio destino debe responder por lo que conciba en el uso y disfrute de su libertad.

Podríamos aseverar que la Edad Media no pudo haber sido tan oscura como suele afirmarse si en ella se surgió la universidad debido a que esta fue el producto de un fuerte idealismo histórico que se afincó en la creencia de la liberación del hombre por la vía del conocimiento, por eso se encuentra en la simiente de todos los aciertos y desaciertos del hombre occidental y contemporáneo, al que no sólo ha educado sino también transmitido la herencia de quienes le precedieron en la obra civilizatoria e indudablemente subrayar su aporte en la producción y socialización de conocimiento.

Después de la Revolución Francesa, las universidades finalmente quedaron en manos del Estado, al punto de tomar decisiones administrativas, creación de cátedras e incluso el nombramiento de funcionarios. A propósito de esto Tünnermann (2008:22) destaca que: “Bajo el dominio de monarquías autocráticas y en el seno de universidades estatales carentes de autonomía fue posible un notable florecimiento universitario, gracias al principio de la libertad académica, la libertas philosophandi, característico de las universidades alemanas.”

La Universidad Napoleónica, finalmente, se conformó en un conjunto de escuela profesionales de rígidas cátedras, subscritas a distintas facultades o dependencias. Este modelo universitario profesionalizador y fragmentario, tenía en el profesorado y en las actividades de enseñanza y aprendizaje, su centro ontológico. A manera de huellas, es que podemos encontrar, la docencia como la actividad privilegiada en la universidad actual.

La característica principal de la universidad moderna que se instruyó a partir del siglo XIX es la de haber sido creada por el Estado y depender financieramente de éste. Asimismo, tener cierta autonomía en el manejo de sus actividades académicas y administrativas, así como también para elegir su propio gobierno. Para Tünnermann (2008:24): La universidad latinoamericana que surgió del injerto napoleónico produjo posiblemente los profesionales requeridos por las necesidades sociales más perentorias, que asumieron la tarea de completar la organización de las nuevas repúblicas, pero estos graduados fueron, por defecto de formación, simples profesionales, sin duda hábiles en su campo profesional, mas no universitarios en el pleno sentido de la palabra.

Más tarde, en el siglo XIX, surge el modelo Humboldtiano de universidad con conocimiento en la libertas philosophandi, que propuso mantener una relación estrecha entre docencia, ciencia e investigación. La comunidad universitaria de esa época se organizó en una “comunidad de investigadores” que se proponía incorporar creativamente al estudiante en la investigación científica pero siempre orientado por un investigador. Este modelo se enfocó en la investigación científica, y en la formación y problemas humanos; concepción neo-humanista resultando un elemento clave para el enorme desarrollo científico que se produjo.

Durante ese mismo siglo surge el Idealismo como una nueva concepción filosófica, el cual reconocía la existencia de una realidad física pero sostenían que la mente era la fuente y la creadora del conocimiento. Se afirmaba que el mundo social no es dado sino creado por los individuos que en él viven. En tal sentido, Lunar Leandro (2012:12), manifiesta que: El idealismo Alemán, como teoría filosófica dentro del avance del conocimiento, resulta significativo, puesto que explica la liberación del individuo de las ataduras, que como ser pensante, le había colocado el escolasticismo, cuya explicación del mundo se centraba en esa propuesta que Dios y su naturaleza, guiaban las acciones del hombre, incluso de su pensamiento. Esto era un rezago del pensamiento medioeval que aún para el siglo XVIII dejaba trazas de su presencia en la nueva forma de plantearse el conocimiento, y que en la América Hispana, era una realidad total.

El pensamiento Kantiano se suscribe al planteamiento del idealismo Alemán sobre la construcción del conocimiento humano como la acción cognoscitiva producto de la necesidad del hombre por conocer. El paradigma moderno de universidad creado por Guillermo de Humboldt posee un fundamento humanista para entender la realidad social, a la cual concibe como creatividad compartida de los individuos, trasciende el dominio de las ciencias exactas por su diálogo y mediación, no solamente con las ciencias humanas sino también con otras ciencias además de la experiencia interior. Según esta concepción humanista, la vida social es una realidad objetiva, viva y cognoscible de las reacciones y del desenvolvimiento del hombre ante la sociedad con la que se interrelaciona. El mundo combina múltiples realidades y los individuos son agentes activos en la construcción y determinación de las realidades que encuentran. Ese hombre integral, con formación y capacidad para interpretar e interactuar, habrá de enfrentarse y tendrá que resolver los problemas que la realidad plantee.

Este paradigma de universidad concibe el mundo social como el vehículo para el desarrollo de conceptos y de teorías basados en los datos. El estudio de los significados sociales en el contexto de la interacción de los individuos es lo que distinguió al paradigma de universidad de Humboldt, el cual rechaza toda actitud que niegue el diálogo y la discusión, cualquiera sea su origen, ideológico, cientista, religioso, económico, político, filosófico. En este sentido, marcó una brecha con el modelo de investigación que había predominado hasta entonces en las universidades tradicionales, cuya concepción estuvo inspirada únicamente en el estudio de las ciencias naturales.

Es significativo destacar que la actividad investigativa, desarrollada desde departamentos e institutos de investigación, precede a la docencia, que la ejercen quienes en sus hallazgos investigativos y sus reflexiones sobre los mismos, los difunden a través de la docencia. Los profesores se le solicitan a los departamentos, que certifican y legitiman las investigaciones.

El referido modelo de universidad se extendió a algunas universidades norteamericanas, entre las que cabe destacar la de Yale, Harvard, Columbia, Princenton y otras. En estas universidades predominó al principio la formación clásica en Artes Liberales. Posteriormente se desarrolló una enseñanza de carácter profesional.

Desde el modelo británico o anglosajón, también departamentizado, que articula la investigación, inicia la llamada extensión académica, la actividad docente se funda en el llamado sistema tutorial.

En dicho sistema los estudiantes más experimentados o con mayor nivel de conocimientos, orientaban a los más jóvenes e inexpertos, en tal sentido Ruíz Bolívar (2006:50), nos explica: En el siglo XIX las universidades de Cambridge y Oxford centraban su sistema de enseñanza en la relación estrecha tutor-alumno. El tutor era al mismo tiempo, guía profesor y amigo; el alumno dependía de él en su vida académica, pero también en todo lo que comportaba la vida universitaria, en ese particular modo de realización comunitaria que ha caracterizado al College inglés.

En tal esquema podemos precisar la noción paternalista, la acepción de tutor es la de protector, es un preceptor y un amigo, que acompaña en su formación, muy individualizada al alumno. Para tal efecto se concebía un plan investigativo y de estudio disciplinar, en relación cara a cara, se recomiendan lecturas y se le recomienda asistir a la conferencias con un saldo de subjetivación.

Ruiz Bolívar (2006:50) detalla las tres etapas y procesos: “al hacer su trabajo solo; segundo, en la interacción con el tutor, al observar y reflexionar sobre los errores cometidos y defender los puntos de vista que considera acertados; y tercero, al revisar críticamente el trabajo completo, corregirlo y compararlo con versiones anteriores.”

Tal sistema se relata en unos referentes filosóficos del empirismo, el pragmatismo y el utilitarismo, que se manifiestan en la reproducción, la performatividad ritual, que en la individualización, la subjetivación, como alienación somete, en lugar de promover la emancipación como paso previo a la praxis de la libertad. (Pérez Martínez. 2014) Los modelos antes referidos en su caracterización de la docencia, se desarrollan en Europa y pronto cruzarán el Atlántico para desarrollarse con sus particularidades en el continente americano.

Las universidades latinoamericanas se presentaron como duplicados de las universidades pontificias cuyo carácter elitesco y clasista se sometía a la clase dominante y conservadora de la época, cuyo objetivo era el sometimiento a los valores de la clase dominante y concerniente a una sociedad esencialmente conservadora. Al respecto, Franco y Tunnerman (1978:168-169), señalan que: En la época de la Independencia latinoamericana había 31 universidades; la ideología revolucionaria de la Ilustración Francesa abría, ampliamente, las puertas a la influencia cultural de este país.

La universidad en Francia acababa de experimentar muchos cambios: bajo la dirección de Napoleón y de conformidad con los ideales educativos... que éste propició. La universidad quedó sometida a la tutela y guía del Estado, a cuyo servicio debía consagrar sus esfuerzos mediante la preparación de los profesionales requeridos por la administración pública y la atención de las necesidades sociales prioritarias.

Cuando la universidad quedó sometida al resguardo y guía del Estado, dedicó todos sus esfuerzos a la preparación de los profesionales requeridos por la administración pública y la atención de los requerimientos demandados por la sociedad. Desde la fundación de las universidades latinoamericanas en el siglo XVI hasta el presente, la contribución de estas instituciones latinoamericana se recalca en los niveles de producción y socialización de conocimiento.

En América Latina podríamos denominar a la Reforma de Córdoba de 1918, como el paso de transición de la universidad tradicional a la modernizante sin que en esta última desaparecieran todos los rasgos de la primera. Dicha Reforma fue uno de los principales cuestionamientos, a fondo, de nuestras universidades y señaló el momento del ingreso de América Latina en el siglo XX, así como el ascenso de las clases medias urbanas.

Cabe destacar que, esta reforma enmarca sus primeras acciones en contra de la dominación eclesiástica, monárquica y clasista que regía las universidades con pretensión de dar el ascenso a las clases medias urbanas hasta esas instancias de gobierno, no obstante, se conservó muy distante de considerarse un movimiento popular por su esencia positivista, debido a que fue constituida por élites ilustradas, consideradas como autoridad legítima para dirigir a las grandes masas ignorantes, secuestradas por el oscurantismo, para vencer sombras y superar escollos que la lleven a la felicidad, de manos de la ciencia y la razón. (Millán. 2010)

A pesar de lo planteado por este modelo universitario continuó manteniendo prerrogativas a las elites, siendo antipopular y excluyente de las grandes mayorías que no tenían el derecho de acceder a la institución, aun cuando planteaba en su máxima la condición de la casa de estudios que vence las sombras. (Rodríguez Maza. 2014)

Una escala progresiva de valores: individuo, familia, patria y humanidad supondrá una crítica constante a las instituciones existentes en cuanto al régimen económico y la vida moral e intelectual de la sociedad, declarando, en conclusión, el perfeccionamiento moral y cultural de los individuos como verdadero progreso social.

Dr.Pedro Rasse

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