Antes de definir lo que sería una Cáparus o un Cáparus, considero oportuno traer a cuento los elementos que sirvieron para inspirar el concepto de dichos vehículos de combate. Los líquenes por un lado, los árboles en un formato de bosque y los hongos por otro, que como organismos biológicos presentan las características que necesitaba para idear la ficción de una enorme máquina biológicamente controlada.
La tecnología o mejor dicho el método de las civilizaciones humes del planeta protagónico de nuestra historia es la biogenética, las humes van a tener un control bastante avanzado sobre la genética de su mundo y de los seres que lo habitan, incluyendo las especies de seres humes. Porque controlan las variables desde una ciencia conocida como oncefrismo o también onavanismo.
Sus viviendas, ciudades, vehículos, infraestructura y sociedad giran en torno al manejo de la genética, es un mundo enteramente fabricado desde el control de la estructura gen de todas las cosas y las alteraciones químicas. Esto me obligó a tomar como referencia los comportamientos biológicos que se conocen en la tierra, según los ejemplos datados o consultados en Internet y distintas bibliografías a la mano. Yo deseaba dotar a los ejércitos humes de artefactos biológicos de características como: tamaño descomunal, muy formidables y versatilidad de usos.
Decidido a introducir una novela épica ambientada en un mundo no terrestre, que pudiera tomar distancia de la fantasía para que resultara todo lo verosímil posible, me dediqué a investigar el mundo Ufo que resultó mucho más amplio y rico en información de lo que podía imaginar, pues resulta que el periodismo exógeno abarca mucho más allá de los avistamientos de naves no identificadas y testimonios de encuentros cercanos del tercer tipo, el mundo de las novedades ufo, colecta aquella información relacionada a los fenómenos curiosos de nuestro mundo, como las peculiaridades de la biología terrestre donde conseguiremos experiencias incontables de casos descollantes, dado que en la búsqueda de la vida fuera del planeta acaba siendo oportuno la revisión de formas de vida extrema que en el mundo vegetal y de las formas de vida microscópica abundan y adquieren características fantásticas que superan copiosamente la ficción, ofreciendo buen material de inspiración.
Como ya se dijo; las Cáparus debían ser monumentales, autosuficientes por decir formidables y complejas o lo suficientemente complejas como para que cueste entender lo que son en la primera impresión. A diferencia de las naves espaciales de George Luckas en su saga de Star War, dónde escuché decir en un programa audiovisual al autor, que las naves debían poder ser identificadas como tales en la primera impresión que se tenga de ella en la imagen de la película.
En tanto que mi óptica del mismo problema es meramente literaria, donde el refugio del autor para crear las imágenes, es la sensación de la mente en su proceso de imaginar lo que lee y consiliarlo como algo posible, porque se haría los mismos planteamientos que los personajes o el escritor en situación parecida y de allí el efecto de realidad, frente al objeto, que pensaría el individuo y después lo que haría.
Mi idea sobre los transportes de los humes es que no podían ser descifrables a primera vista. Partiendo del hecho de que una cultura no terrestre que impresionara de forma bastante sugestiva, no debe ser comprendida de buenas a primeras, parto del hecho que toda mi vida me he sentido fascinación por lo desconocido e indescifrable del asunto ovni, estaba interesado en desarrollar un concepto que me costara explicar, pero que en su presentación pudiese ofrecer varios aspectos aislados con lógicas distintas para entenderlo, muchas maneras de entender el objeto.
El proceso de apropiación de esta ficción podía parecerse al proceso inconmensurable -que a mi manera de ver- debe tener el encuentro entre dos mundos que se desconocen.
Alguna vez leí o escuché que alguien comentaba sobre las confusiones que se presentaban, entre los conquistadores invasores europeos y los pueblos originarios del continente América en la etapa que dio inicio a las colonias.
Decían por ejemplo –y no estoy aseverando que sea cierto- que los habitantes americanos creían que un español ecuestre era una sola criatura, en su connivencia no alcanzaban a separar al caballo del ser humano que empuñaba un trueno en su mano capaz de asesinar a los mortales sin tocarles.
Otra confusión descrita, era que al ver las naves europeas en el horizonte algunos individuos se pensaron que aquellas eran islas moviéndose, montañas que surgían del mar o cosa semejante. Las culturas antiguas plagan en la evidencia arqueológica de sus leyendas, visitas de dioses celestes que descienden a la tierra en carros de fuego, vestidos de luz, con poderes incomprensibles, pero que la tecnología moderna nos hace entender como manifestaciones de vida diferente al humano homosapiens, poseedora de tecnología aun inalcanzable para el ser humano común de éstos tiempos.
Finalmente conseguí un organismo lo suficientemente grande, complejo y fascinante como para ofrecer las tres características que estaba buscando. El Hongo de Miel de Oregón conocido por su nombre científico como Armillaria Ostoyae. Tiene una dimensión calculada en 880 hectáreas, es decir unos 1665 campos de fútbol, que partió de una cepa microscópica hasta convertirse en un complejo sistema que abarca un bosque entero de secoyas en Oregon Estados Unidos y que ya tenía una versión similar en el estado de Washington registrado con unas dimensiones de casi 400 hectáreas.
El Armillaria Ostoyae infiltra filamentos a la corteza de los árboles extrayendo sus minerales y fluidos hasta extinguirlos. Se manifiesta en la presencia algunas setas que aparecen eventualmente en la estación de otoño en distintos puntos de la zona colonizada que tienen la forma tradicional de los hongos de sobrero, con colores que van del ámbar miel a tonos rojizos y una textura cartilaginosa que trasluce venas, adquiriendo de este modo la apariencia de ser una especie de mutación cruzada por alguna entidad extraterrestre para colonizar la tierra.
Seta del Armillaria Ostoyae, el organismo entero mide más de 800 hectareas bajo tierra, pero en el área se puede divisar según las estación del año, brotes de setas que lo integran.
Sin embargo el Armillaria por sí sólo no me era suficiente y fue necesario dar con otro ejemplo de complejidad magnánima, lo cual llegó con la publicación en las redes sociales del trabajo efectuado por la Doctora Suzanne Simard que en 2011 divulga el trabajo sobre sus estudios que demuestran la inter-conexión entre los especímenes arbóreos de una misma especie, capaces de distribuir los recursos alimenticios entre la población de un bosque enteros, mostrando una forma de organización social en la que unos árboles identificados como árboles madre o “árbol núcleo” que ayudan a las plántulas más jóvenes infectándolas con hongos para inyectarles los nutrientes necesarios que les ayudaran a crecer y alcanzar el tamaño estándar.
Es así como podemos encontrar un ejemplo perfecto en que árboles y hongos trabajan de forma simbiótica para beneficio de ambas especies. Si todo esto es posible y la comunicación entre estas especies deviene en beneficio propio, entonces otra especie animal y tan aprensiva como la raza humana, en poder de un conocimiento que les permite manejar a capricho la biología de su entorno, bien podrían aprovechar estas especificaciones para transformarlas en sistemas vivos habitables y aprovechables para sus fines, en este caso bélicos. Para completar el concepto, decidí cambiar el órgano micótico por una variable conocida como liquen, el liquen es la resulta entre la simbiosis entre una organismo hongo específico conocido como Basidiomycota y un alga conocida como ficobiente.
Suzanne Simard entrevistando a un conífera;
bromea sobre su descubrimiento:
la comunicación entre plántulas de una misma especie.
Así las Cáparus acabaron siendo estructuras tripuladas que se configuran a partir de manipular genéticamente plantas de grammineas conocidas como bambú, líquenes y hongos tramados en una simbiosis que se estructura en forma de tenso-estructura móvil, que tiene capacidades anfibias y que se proyecta para llegar -en algún momento- a evolucionar o devenir en nave espacial.
Sólo que durante la historia de la saga se conservará como nave anfibia y todo terreno dotada de múltiple armamento. Las armadas Humes estarán formadas por flotas de Cáparus Geniae.
Bosque de árboles colonizados por líquenes
- Rodante Interno
- Ejes Conductores.
- Rodante Externo.
- Manto Interno.
- Manto Externo.
- Comanda Central.
- Manto Central.
- Alerones.
- Cáparus Proles.
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