Recorrido en Yellowstone

En la estación de policía el oficial Caleb tomaba nota de la declaración de Tyrone, quién entre sollozos hacía un esfuerzo por explicar lo que había sucedido, aunque a decir verdad, ni él mismo podía entenderlo.

̶ Entonces, me dices que ustedes tendrían un recorrido por la montaña. ¿No es así? ¿Qué fue lo que sucedió? ̶

̶ Él, eso… Erick estaba ahí, entonces… la luz se hizo más fuerte y luego él ya no… estaba. ̶ Dijo el chico, conmocionado. Era claro que algo lo había perturbado lo suficiente como para hacerlo balbucear. De modo que Caleb intentó retomar la conversación; si algo verdaderamente horrible había pasado, no podía perder tiempo.

̶ Lo entiendo, Tyrone. Estás asustado, pero necesito saber qué pasó. Comencemos por el principio. Erick y tú salieron a un recorrido ayer en la mañana ¿Correcto? El chico asintió. ¿Podrías contarme como fue desde el comienzo del día hasta que llegaste a la estación? ̶

̶ Tyrone respiró profundo antes de hablar, como dándose fuerzas para iniciar la historia. Erick y yo teníamos planeado un recorrido a la montaña Glacier Peak, por nuestro aniversario. Cumpliríamos dos años de estar juntos y, decidimos que esa era la oportunidad perfecta para conocer la montaña del parque Yellowstone. La salida era a las 6 de la mañana, Erick llegaría allá por su cuenta. Nos encontraríamos en la entrada del parque, donde un trabajador nos guiaría hasta la montaña.

Yo estaba tan emocionado que llegué al lugar un poco antes, tenía intenciones de pedirle que fuera mi esposo al llegar a la cima de la montaña, donde luego acamparíamos hasta el día siguiente.

Al llegar a la entrada me encontré con otros campistas, los cuales se preparaban para salir en cuanto nuestro guía diera la orden. Mi reloj marcaba las 6:05 am cuando comencé a impacientarme. Erick jamás llegaba a tiempo a las citas, pero en este caso su impuntualidad me molestaba, al igual que al resto de los campistas que si habían llegado a la hora correcta.

Pasados 10 minutos el guía dio la orden de salida, no podían esperar más. Era increíble que Erick me hiciera esto precisamente en nuestro aniversario. Pese a que estaba molesto, esperé uno minutos más en la entrada del parque y, cuando estaba a punto de marcharme, cansado de esperar, Erick apareció. Tenía esa sonrisa en su rostro que me volvía loco.

̶ Traje café. ̶ Fue lo primero que dijo. Erick amaba el café. Aunque estaba molesto, hice lo posible por no reñir, no quería iniciar una pelea. Él se disculpó por la demora alegando que no podía comenzar su día sin una taza de café. En cualquier caso eso no importaba ya, pues nuestro guía se había marchado, lo que implicaba que nosotros no conoceríamos la montaña Glacier Peak.

Pero Erick no dejó que eso lo detuviera y me convenció de adentrarnos en el parque por nuestra cuenta. Accedí pues pensé que podríamos alcanzar a los campistas si caminábamos lo suficientemente rápido, pero al comenzar el recorrido nos dimos cuenta que aquello no iba a ser una tarea fácil.

El camino principal estaba dividido en varios senderos un poco más estrechos, los cuales cada tanto nos dejaban ante una encrucijada. Sé que en este punto debíamos volver, pero lo que más deseábamos era vivir una aventura y esta parecía la ocasión perfecta. Sin embargo, ahora me arrepiento de no haber vuelto en ese momento.

̶ ¿Qué sucedió después? ̶ Dijo Caleb animándolo a continuar.

Caminamos por horas siguiendo el camino que nos parecía correcto y al llegar la tarde ya estábamos tan adentrados en la montaña como para regresar. Erick estaba asustado, había escuchado historias sobre esa montaña, personas que se pierden y nunca son encontradas. Yo intentaba mantener la calma, pero en el fondo sabía que si estábamos perdidos, era muy poco probable que alguien nos encontrara.

Cansados de caminar decidimos acampar al pie de una colina. Pasaríamos la noche ahí y al día siguiente buscaríamos la forma de regresar. Pasadas unas horas la noche cubrió el cielo, dejándonos completamente desprotegidos. La temperatura descendió a 0 y el frío era tal que calaba en los huesos.

Era imposible ver algo y la naturaleza parecía haber cobrado vida, se podían escuchar los murciélagos emprendiendo su caza nocturna, eso no nos tranquilizaba. De modo que nos refugiamos en la tienda de acampar y al poco rato nos quedamos dormidos.

Una luz cerúlea intensa, similar a un mar profundo se filtró a través de la tienda, despertándome de inmediato. Era tan brillante que me enceguecía. Pensé que finalmente nos habían encontrado y cuando iba a despertar a Erick para avisarle noté que ya no estaba. Mi estómago dio un vuelco y rápidamente salí de la tienda. Comencé a llamarlo, pero no recibí respuesta.

Miré al cielo intentando encontrar la fuente de la luz, pero ahí no había nada. Entonces subí a la colina, guiado por destellos verdosos y, lo que encontré me dejó perplejo.

Como un móvil colgado del cielo un gran anillo de luz azul brillante se hallaba en la colina, Erick estaba debajo, justo en medio. Su cuerpo estaba suspendido en el aire a unos centímetros del suelo y sus ojos, antes castaños, se habían tornado grises. Sus pupilas estaban totalmente abiertas con la mirada perdida; parecía fuera de sí, era como si estuviera sumido en un profundo trance.

Grité desesperadamente su nombre, pero era inútil. No había forma de que pudiera hacerlo volver. Intenté acercarme, entonces la luz se volvió más intensa, como una estrella del firmamento y comencé a sentirme mareado. Lo último que vi antes de caer desmayado fue el cuerpo de Erick, ascendiendo hacia el anillo. Cuando desperté me hallaba en mi casa, Erick no estaba.

Intenté llamarlo, pero nunca contestó su teléfono. Los trabajadores del parque parecieron extrañados cuando les conté lo sucedido, ellos insistían que ayer no se había realizado ningún recorrido y que jamás habían escuchado mi nombre. Entonces vine aquí.

Caleb permaneció en silencio por un momento, intentando comprender lo que Tyrone acababa de decirle, pero nada de eso tenía sentido para él. Se disculpó y salió de la habitación.

Tras un par de llamadas al parque comprobó que Tyrone nunca había estado en aquel lugar ese día. Por su parte, sus compañeros de trabajo aseguraban que todo el tiempo estuvo con ellos y que Erick lo había abandonado hacía dos semanas.

Caleb le pidió a Tyrone que volviera a casa e intentara descansar. Él le llamaría si tenía alguna información. Pero Tyrone sabía que no le creía y que no iba a ayudarlo, al igual que entendía que Erick jamás volvería.