Una nube de sal empaña mis ojos
incesante calor,
viento escarlata; grana, carmesí
un ultimo oleaje hace sudar mis manos
la arenisca resbala,
como resbala el olvido
en el antiguo Potosí.
Los niveles descienden,
aparece la cruz sin vergüenza alguna
y las huellas de la mangata
resplandecen como miel,
un frío repentino casi fantasmal
me hace emitir un quejido al tocar mi piel.
Hace unas horas... el arrebol dibujaba,
ahora yacen en la orilla,
recuerdos a granel.
Ulises Rodríguez Barreto