Quiero contarles a ustedes este historia que ocurrió cuando yo, una lituana que nunca habia escuchado a nadie hablando español, empecé a estudiar filologia española...
En un lugar de Lituania, de cuyo nombre no quiero acordarme o mejor
dicho, de cuyo nombre me está prohibido mencionar aquí, ocurrió una cosa, una
increíblemente extraña cosa que me ha cambiado. Lo juro, que si alguien, que me había
conocido antes de que esto sucedió, tendrá que reconocerme, no podría hacerlo. No
podría, mientras mirando directamente a mis ojos, decir que soy la misma persona. “¡Eso
es por tantos años que paso!”- usted diría. Oh, no, está, usted, equivocado. Años no
cambian el brillo en los ojos. Pero las cosas que oyes, las cosas que ves o experienciaseso
es lo que puede cambiarlo. Por eso quiero contarle una historia. Una historia que tal
vez cambiará su vida también.
Era el tiempo de la noche. La luna se estaba desgarrando, se hundía en la
oscuridad, se hacía pesado y frio, y las estrellas estaban latiendo con esta luz tímida.
Estaba sentada y miraba por la ventana de mi habitación, conté las estrellas y pedí deseos
(esa noche cayeron muchas de ellas), pero una era especial: se cayó en el medio de la
nada y encendió todo con su inmensa luz.
Me puse la chaqueta, cogí mi perra y salí. Vi
un hombre extraño sentado frente a esa estrella. Me acerqué y pregunté si todo estaba
bien. Él me miró y dijo:
- Sabes, al final, es agradable vivir. De alguna manera se siente diferente.
- ¿Qué quiere decir, se siente diferente vivir? ¿Cómo se puede sentir diferente?
- Pues, diferente, excepcional. Se siente libre. Uno se siente liberado cuando finalmente
se permite vivir. ¿Sabes?, solía leer un montón de libros. De las aventuras. De los
caballeros. De los propósitos más elevados en nuestras vidas. Pero entonces, ¿sabes? me
di cuenta de que tal vez hay más que leer, así que empecé a vivir. Empecé a viajar y di mi
vida a la aventura. Una grande aventura. Elegí un propósito- ella, para la que yo debería
hacer el mundo un mejor lugar, tomé un compañero y comencé a viajar y luchar. ¿Sabes
por qué? - el preguntó y se levantó, mirando arriba al cielo y antes de que yo había
respondido, añadió: “Porque Don Quijote soy, y mi profesión la de andante caballería.
Son mis leyes, el deshacer entuertos, prodigar el bien y evitar el mal. Huyo de la vida
relajada, de la ambición y hipocresía, y busco para mi propia gloria la senda más angosta
y difícil.“.
Y tanto como él estaba mirando al cielo y diciendo todas esas cosas que hizo, pude ver
claramente que sus ojos comienzan a absorber todo ese inmenso océano de estrellas, todo
ese inmenso cielo, y así, todo este océano se derramó en sus ojos, por supuesto, eso era
demasiada agua salada y el océano empezó a correr por sus mejillas y entonces el añadió: - „Don Quijote soy. ¿Es eso de tonto y mentecato?“.
El miró a mi lado y a través de sus ojos se precipitó todo: todas esas aventuras,
experiencias, todos esos gigantes monstruos y todos los caballeros, y parecía que a causa
de todo esto, su pecho sangraba. Ella se estaba desgarrando, locamente dolía y la única
cosa, a pesar de esto, era el frío. Era tan frío como si fuera invierno y él estaba sin zapatos
o bufanda. Ahora, pero ya de nuevo, sintió que algo se había ido. Se escapó como un
perro viejo huye cuando siente que la muerte está cerca. Con las últimas fuerzas que tuvo,
él dijo: - ¿Sabes?, cuando la estrella cae, tienes que pedir un deseo.
Y en el mismo momento el ya no estaba allí. Ni una sola señal del hecho de que había
alguien, algo, cualquier cosa. Me di la vuelta y sentí miedo corriendo por mis venas, el
miedo entró en mi cerebro y me pide que hiciera mis pasos más rápidos. De pronto, desde
el cielo comenzaron a caer los papeles. Un montón de ellos. Cayeron encima de la tierra,
los árboles, todas esas piedras y algunos de ellos, incluso, estaban flotando en el aire. Los
cogí pieza por pieza, regresé a mi casa y empecé a leer. Me di cuenta de que había algo
extraño sobre esos papeles. Tenía que haber un orden para poder leerlos. Así empecé a
ponerlos número por número y no iba a dormir antes de finalizar. El día siguiente empecé
a leer todos esos papeles. La historia era sobre el mismo hombre, sentado solo cerca de la
estrella.
El mismo hombre resultó ser el mejor luchador, aventurero y soñador. No
somos nosotros los que cambiamos, pero la percepción del mundo nos cambia. Ellos todos
quieren que nos existimos, sin realmente vivir, sin realmente respirar. Entonces nosotros
solo empecemos a pensar cómo podemos estar como la masa, caber en los estereotipos,
vivir la vida cómoda. Ahora, cuando pienso en eso, cuando pensé sobre todas esas cosas
que él me había dicho y que yo había leído, recordé sus últimas palabras: cuando la
estrella cae, tienes que pedirla un deseo. Así vino cerca de la misma ventana, esperé a
otra estrella caer y pedí un deseo para poder ser capaz de vivir mi vida con ojos brillantes
y sin solamente existir.
Ahora estoy segura de que la mejor forma en la que alguien podría elegir
vivir es con la lucha persistente contra los gigantes monstruos, siempre tratando de llenar
la existencia con la libertad. Y realmente no es tan importante si salva todo país, algunas
personas o solo a usted mismo, porque lo más importante es ir adelante.