El avión estaba a punto de aterrizar en el lugar que me motivó a visitar Ecuador: las legendarias Islas Galápagos, y yo no quitaba la vista de la ventanita, el paisaje de un mar turquesa intenso me tenía emocionada de más.
Ya me habían informado que para visitar estas islas que son Parque Nacional había que pagar un impuesto de entrada bastante caro: 50 dólares los ciudadanos residentes en países del Mercosur y 100 dólares todos los demás turistas del mundo. Yo había apartado el dinero para eso de mi presupuesto total del viaje por Ecuador.
Todo bien, bajé del avión, recogí mi equipaje y luego había que pasar por la taquilla donde te chequean el pasaporte y debes pagar tu impuesto de entrada, sólo en efectivo, no aceptan tarjetas para esto.
Saco un billete de $100 y mientras espero que me den mi vuelto de $50, veo que la chica de la taquilla está revisando detalladamente el billete, le da vuelta, lo palpa, lo mira contra la luz y finalmente lo coloca encima de una especie de tablita donde lo frota con los dedos. De repente…¡zuas! El billete de $100 ¡se parte por la mitad!
“Es falso”, me dice, y yo sólo alcanzo a balbucear “pero…”
"Si no cancelas el impuesto de entrada ahora, tu pasaporte quedará retenido acá hasta tu salida de las islas, hasta que pagues."
Luego de mi susto y angustia por haber perdido ese billete, sentí alivio, porque pensé que por haber entregado dinero falso, sin saberlo obviamente, me podrían haber detenido o algo así. Busqué rápidamente en mi cartera el efectivo que me quedaba y afortunadamente pude pagar los $50 requeridos para ingresar a las Islas Galápagos.
La chica de la taquilla me entregó mi ticket o Tarjeta de Control de Visitantes, mi pasaporte y mi billete de $100 partido por la mitad…
Pero ¿por qué yo cargaba un billete falso? Nunca lo imaginé pero al parecer le ha pasado a mucha gente.
Como muchos saben, en Venezuela había un mecanismo de control cambiario y para poder obtener divisas para viajes a una tasa bastante económica, Cadivi se llamaba, había que cumplir ciertos requisitos antes de viajar y el banco te habilitaba una cantidad a través de tarjeta de crédito y otra en efectivo. Para viajar a países de Suramérica los montos que aprobaban eran más bajos. Yo fui a Ecuador en 2013 y si mal no recuerdo podías consumir anualmente hasta $2000 con tu tarjeta de crédito (claro, si tenías amplio límite o podías ir pagando mientras consumías) y $300 en efectivo.
Usando mis ahorros, yo había comprado $100 un año antes de este viaje, para tenerlos guardados como extra para alguna salida. Mercado negro se le dice y una amiga argentina me había comentado que su tía, que era paraguaya y vivía desde hace años en Caracas, me podía vender. Ella tenía amigos diplomáticos de la embajada de Paraguay que a veces le daban para que se los cambiara entre sus conocidos a bolívares y a la vez ella se ganaba una comisión.
Sí, ese billete que compré resultó falso. Nunca le dije nada a mi amiga argentina, igual ya se había ido del país y tampoco contacté a su tía para reclamar, ya había pasado más de un año desde que me los vendió.
Ni modo, a veces se pierde, al menos me quedó esta anécdota para contar y como souvenir el billete falso de $100 partido por la mitad…
que risa tu historia, Pareciera que a los venezolanos nos cayo una maldición, nos pasa de todo. pero no hay mal que dure cien años. algún día volveremos a ser un país prospero y solo nos quedaran este tipo de historias para reír y recordar.
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