Una vez una niña sale a pasear y observa a un señor aún muy joven pero indigente mirando hacia arriba y una gran tristeza se dibujaba en su rostro, al parecer todos los problemas del mundo hicieron parada en su vida.
La niña se le acerca y le dice:
Señor disculpe; lo veo muy concentrado mirando hacia arriba ¿ Podría decirme porque lo hace ?
Si es verdad niña, me la paso mirando hacia arriba para ver si encuentro a Dios; que al parecer se ha olvidado de mí.
No señor, nuestro Señor nunca se olvida de nosotros, lo que pasa es que esa no es la forma de buscarlo y tomando la niña la mano del joven indigente se la lleva al lado izquierdo de su pecho y le dice:
Señor, busque a Dios en su corazón.
El indigente , al irse la niña no comprendió todavía la sutil sugerencia u siguió como todos los días mirando hacia arriba.
Muchos años después una linda joven no solo de cuerpo sino de alma y corazón en su paseo diario pasa al frente de un señor impecablemente muy bien vestido pero al parecer no lo reconoce; en eso una suave y conciliadora voz le dice:
Oye Joven ¿ Te acuerdas de mí ?
En realidad no Señor ¿ Acaso lo conosco ?
Si Muchacha, soy aquel indigente que miraba siempre hacia arriba.
AH si como no, ahora lo recuerdo pero me causa mucha alegría su nuevo cambio ¿ A que se ndebe ?
Si muchacha , seguí tu consejo y buscando en mi corazón a Dios lo encontré hace tiempo, ahora tengo una bella familia, un excelente trabajo y una gran casa , y todo gracias a su consejo de oro.
UY me alegro mucho Señor y viendo detenidamente una de sus manos vió que el NUEVO HOMBRE portaba una bella BIBLIA.
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