La verdadera diferencia comienza en enfrentarnos a la época en la que vivimos, a sus lugares comunes, a nuestros lugares comunes.
Conscientizar algunas piezas de nuestra forma de pensar, así sólo sea para vivirla de un modo diferente.
Las dicotomías están presentes y forman parte tanto de nuestro pensamiento y lengua, los conceptos se conforman en base a la oposición que tienen con otros, como se engranan las piezas dentro de un sistema. Las identidades son tal, porque permiten diferenciar de lo que no eres. La normalidad se establece en torno a lo que es normal y natural y en oposición a lo que se determina que no lo es, y el poder interviene siempre en esto, atenuar las diferencias siempre es preocupante y no es ingenuo, pero siempre se establece la diferencia en la que se vivirá.
En cierto modo el pensamiento de los contrarios en Heráclito es un bálsamo. Pensar que lo contrario se pone de acuerdo y que de lo diverso está la más hermosa armonía puesto que las cosas nacen de la discordia (paráfrasis del fragmento 8 en la edición orbis). Y que esto no es estático y que una cosa se puede volver su contraria, como lo frío se puede calentar y lo caliente enfriarse. Esto hace que las cosas no solamente las perciba como únicas sino que como únicas y diversas al mismo tiempo. [Creo que respondí horrible]
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