En un día lluvioso probé mi suerte al intentarlo otra vez.
No la conozco, no me conoce.
Tres segundos fue lo que necesite para caminar hacia ella, si no lo hacía me arrepentiría.
Al frente de ella me colocó y las palabras no me salen, simplemente sonrío.
Perpleja ella sonríe también, dos segundos ya han pasado tengo que decir algo.
¨Hola...¨
Y así fue como la conocí hijo.
La mujer de mi vida.
Tu mamá.