Tu figura incita a provocar en mí una imaginación prohibida, te veo moverte en esta pequeña reunión cautivando miradas desbordantes de deseos, pero sólo la mía refleja algo más allá que cualquier otro hombre que se deja llevar por pensamientos comunes y carnales. Quiero descubrir que hay en tu mente, si te mueves con libertad mientras tu caderas acentúan movimientos curvilíneos que van al son de la música. Si eso es así, ¿qué tienes dentro de tu mente? Sueños que divagan dentro de ti, anhelos que no se escapan y bailan junto a ti. Pero más allá de todo eso quiero encontrar alguna palabra que salga de tus labios, quiero descubrir en tu esencia femenina palabras trascendentales. Cómo en tu singular figura se destaca una mente poderosa que es capaz de crear un mundo nuevo. No lo voy a negar, en esta sala de pensamientos restringidos, formo parte de esos maleantes que quieren sentir una piel que con gracia puede moverse en un aposento ardoroso. Pero sería el último de todos mis fines. Más allá de todo soy capaz de combatir con un hombre que tenga eso como su único fin, destrozaría todas sus oscuras intenciones convirtiendo las mías en las mejores acciones de un fiel admirador. Por favor acepta mis mejores intenciones, mis halagos suspirantes que llenos de destellos quieren envolver tu piel y hacerla brillar de placer, para luego conocer tus felicidades absolutas, convertir tus sueños en míos y protegerlos como un tesoro. Quiero tocar tu piel como una guitarra, crear unas melodías similares a tus movimientos ágiles, quiero envolverla y protegerla en dulce inocencia, que descanses en mi regazo y olvides todos tus pesares.
Me acerqué a ti y como un buen admirador decidí comenzar nuestro primer baile…