Buenas, esta vendría siendo mi segunda publicación, vengo al inspirado, debido a que todo lo escrito en este articulo es producto de la inspiración de mi abuelo, debido que el es el legitimo creador de este desarrollo, y quise compartirlo, para el que no lo entienda, es una forma de ver los valores que una madre transmite a su hijo. Espero que les guste
El más grande tesoro del que nos preciamos, de manera inconsciente al nacer, es el que nos regala nuestra madre al amamantarnos. A partir de tal momento comenzamos a revestirnos de aquellas cosas que van a constituir la Fuerza de Vida. Es esa fuerza que nos alimenta y que nos va llenando de aspiraciones para la creación de riquezas, bienes y valores. Nos alimentamos y esa fuente va creando en nosotros un sentimiento de gratitud y de confianza al comprender, en la profundidad de la inconsciencia, que estamos ligados a la generosidad y a una capacidad de amar con la venida de los tiempos.
Se produce en el "SER" una sensación de confianza de ser alimentado y de proveer alimento o de dar todo lo que desea. Algo así como una riqueza interna en la que se combina la gratitud y la generosidad que nos llevará a compartir bienes y valores con otros.
Ello va contribuyendo en lo formativo a un universo en lo personal y que será exigente en aquellos que no lograron alcanzar ese sentimiento de riqueza y que estarán desprovistos de gratitud o, en casos contrarios como fuerzas imperativas de generosidad donde es fácil descubrir que otras realidades se ocultan tras sí.
Lo importante de todo esto es la forma como lo hacemos. Si ese amamantamiento ocurre de forma amorosa, amen. En el caso contrario, nos podemos amamantar con la vivencia de un pecho “malo” que dará vida a la voracidad y a la envidia. Con la voracidad deviene una terrible sensación de privación que da advenimiento a un deseo de alimentarse del todo, de saciarse, de devorar todo lo que se consiga. De allí las ganas de tragarse el pecho completo, mencionado con frecuencia por algunas madres.
Como la voracidad genera insuficiencia, aparece la envidia cuyo sentimiento se dirige hacia aquel o hacia aquellos que son portadores de algo deseable, generando a su vez el impulso de quitárselo o de dañar lo que aquel posee o goza. Ambas sensaciones generan la necesidad de controlar al mundo y a sus cosas: la propiedad de objetos, bienes, dinero, personas, ideas entre otras.
Un ejemplo de esto último que mencionamos se da en las edades tempraneras en la que hay niños que se enferman por la pretensión de querer dominar las fiestas de cumpleaños; en la necesidad de consumir en exceso, de apropiarse de lo otro sin miramientos; de la apropiación de grupo de personas y hasta de pueblos y civilizaciones enteras. La sensación de poseer, generar y de atesorar recursos nace en el amamantamiento; lo consciente de todo es comprender de manera clara, para favorecimiento de la vida y para mayor felicidad, el validamiento que da sentido de que todo lo que nos rodea nos pertenece.