Una agonía interminable recorría cada hueso del cuerpo
hasta enfermarlo.
A media voz quedaron las rosas que hoy se marchitaron
como todas las sonrisas que se desdibujaron
en el abismo de tu olvido
Pedir perdón se volvió innecesario.
Reconocer al otro quedó en el pasado.
Quererse ya no era un motivo.
Pobre almas que han quedado
a media voz
a medio corazón
pero con el sufrimiento completo.
A media voz te grité
Desnudé el alma llena de flores
Mudé mis miedos y te
abracé.
Abrazos vacío,
roces llenos de hielo
fueron el comienzo del fuego que
quemo todo de nosotros.
Justo allí se detuvo la media voz
y por un segundo pararon los latidos.
Fue el silencio de un reencuentro con su propia voz.