ANECDOTA #1 LA NENA
Habitando en el barrio de una pequeña población y siendo por coincidencia mis vecinos y algunas vecinas personas jubiladas, terminamos con el tiempo conviviendo amistosamente reuniéndonos con frecuencia en la esquina de la cuadra donde se ubicaba una miscelánea propiedad de un vecino.
Dicho punto era el sitio de reunión de los varones especialmente en los asoleados atardeceres locales y allí nos contábamos experiencias, aventuras y desde luego un montón de mentiras pero como quiera nos divertíamos.
Pasando la calle a dos casas vivía uno de nosotros y tenía como vecina a una mujer en verdad llamativa tanto por la gracia de sus facciones como por el cuerpaso que se cargaba. Obviamente cuando ella salía de su casa a todos se nos iban los ojos, la mente y algo más porque era imposible no mirarla.
La dama tenía por costumbre barrer diariamente la banqueta de su casa a las 8 de la mañana, y todos estábamos muy pendientes de eso pues solía hacerlo llevando como atuendo un súper archi diminuto short y una endemoniada blusa ombligera escotada hasta más allá de allá lo que combinado con sus movimientos, sus agachadas, sus volteaditas de lado de aqui para allá, nos brindaba un maravilloso y lujurioso espectáculo.
Nuestro amigo vecino de ella se dio cuenta de todo ésto, así es que una mañana en que todos esperábamos la aparición de la nena, el que nos sorprendió fue Él que con cubetita y escoba en mano y poco antes de las 8 comenzó a barrer su banqueta para asombro de su esposa y no sólo por lo que a barrer se refiere sino por el atuendo que portaba.
Un short más chiquito que el de la nena así es de que mostraba media pompi y algo más, una camiseta de color azul con tirantes color de rosa que dejaban al descubierto todas sus guangumúsculos y hasta los pelos de las axilas. Unas calcetas blancas y tenis color de rosa. Era sin duda el esperpento de los esperpentos, pero a nosotros nos encantó porque hasta dolor de panza nos dio de tanta risa.
Como divo en escenario, comenzó a barrer moviéndose como chencha, con un ondular de caderas que envidiaría el mismo Cantinflas y tarareando Amorcito Corazón. Todos (al igual que ustedes lectores) sabíamos cuales eran sus negras intenciones. Curiosos por ver que pasaba nos mantuvimos en vigilancia.
En poco tiempo nuestro vecino terminó de barrer y recogió su basura en la tinita. Espero un poco apoyándose en su escoba y finalmente como la Nena no salía, tomó su tina y esparció de nuevo la basura en su banqueta ayudándose con la escoba misma. Pasado un poco de tiempo, comenzó nuevamente a barrer. La escoba iba y venía, el recogedor la vertía en la tina, La nena no salía y entonces de nuevo la volvía a tirar.
A la décima barrida de banqueta ya se le apreciaba a la distancia cansado, sin embargo persistente.
Siguió igual hasta completar 32 veces la operación. A éstas alturas ya estaba francamente bien bofo y de la nena ni sus luces. Él resoplaba y nosotros nos desternillábamos de risa.
De pronto aventó la escoba y pateando la tina se sentó en el suelo recargando la espalda en la pared. Allí respiraba ruidosamente. Poco le duró la crisis. Sintiéndose con nuevas energías intentó levantarse y simplemente las piernas no le dieron para más. Desesperado se colocó a gatas viendo para la pared y colocando las palmas de las manos en la misma y ya hincado trató de impulsarse hacia arriba y pujó, pujó y pujó y así pujando, de rodillas y con los brazos extendidos al cielo como si estuviera en plegaria lo sorprendió la nena que enfundada en un largo y sobrio camisón
salía tarde a barrer su banqueta.
Ella no dijo nada. Nosotros tampoco, pero a partir de entonces a nuestro vecino se le conoce en el barrio como el vecino erótico.
HASTA MAÑANA.