Contestando mi amigo, le pregunto si tenía tiempo sin ver a nuestra amiga y me dice que ella había muerto hace años en un accidente de tránsito, en donde casualmente colisiono con su padre, el cual había muerto días después. Quede en silencio total, no pude siquiera decirle a mi amigo lo que me había ocurrido con ella, solo colgué el teléfono y me senté en una banqueta que estaba a un costado de donde yo estaba ¡no podía creer, que la mujer que tanto había amado, estaba muerta! Y no solo eso, sino que me hubiese topado con ella en ese día y de la forma que ocurrió todo. Meditando allí sentado por unos minutos, se acerca mi amiga y me pregunta si estoy bien, mirándola fijamente le digo todo lo que me había contado mi amigo por teléfono; ella estaba tan sorprendida como asustada por lo que le estaba diciendo y me dice si estoy seguro de lo que le estoy comentando, “por supuesto que estoy seguro”-expreso. Caminando hasta el estacionamiento con ella, tomamos la camioneta y conduzco hacia mi casa. Cuando voy concentrado en el camino y meditando en todo lo que había sucedido, veo por mi espejo retrovisor, un carro que se acerca a toda velocidad, cuando esta ya por rebasarme, me fijo que es un Porsche… con la mujer que amaba al volante…
Una mirada al abismo // relato
Con una vista al sol despertaba aquel día, pensando en ese loco sueño que había tenido; colocándome mis pantuflas voy hacia el baño para ducharme, escuchando a los pájaros cantar y temblando del frío que tenía, comienzo a pensar que haría en ese nuevo día, me recuerdo que debo ir a recoger a una amiga en el aeropuerto, pues pasaría unos días conmigo en mi ciudad. Termino de bañarme y escogiendo mi ropa, me da por abrir la ventana de mi habitación, noto que el perro no estaba en su lugar y que faltaban algunas sandias de las que había sembrado, “deben ser los vecinos que necesitaron de mi perro y lo llamaron, al igual que de las sandias”-dije en mi mente. Saliendo de mi camioneta con dirección al aeropuerto, coloco un buen rock de Metallica y tomo el camino.
Cuando llevo recorrido unos 12 kilómetros, encuentro una colisión entre un Porsche y una furgoneta, el carro había quedado devastado, “el conductor de ese vehículo ya debe haber muerto”-susurre, es que no era para menos, pues la parte delantera del Porsche estaba demasiado aplastada. Estaciono mi camioneta y me dispongo auxiliar a los heridos, corriendo rápidamente hacia el carro, me fijo que estaba totalmente destruido y en su interior había un cuerpo, pero no diferenciaba, si estaba muerto o aun tenia vida, con esfuerzo logro abrir la puerta del copiloto, mis ojos no podían creer lo que estaban viendo, la persona que estaba allí dentro, era la mujer de la cual había estado enamorado toda la vida, simplemente en ese instante sentí que mi corazón se paralizo, el tiempo estaba frenado a la espera de lo que yo haría, pero solo la tome en mis brazos y comencé a llorar, no contuve una sola lagrima por mi amor eterno. Luego de unos minutos, llamo a emergencia para informar acerca de lo que había pasado, me dicen que dentro de unos minutos llegaría la ambulancia para socorrer a los heridos.
Dejando a la mujer en el Porsche, me dirijo hasta la furgoneta y para mi asombro quien está allí era el padre de aquella mujer que había sido mi amor, estaba mal herido pero aun respiraba, yo no podía entender como padre e hija habían colisionado entre si y de una forma tan fuerte como esa; sacándolo de la furgoneta, espero junto a él por la ambulancia, en cuestión de minutos llega la ayuda y comienzan a dar primeros auxilios a los dos afectados. Le comento a uno de los paramédicos quienes eran los heridos y quien era yo, para que tuviese conocimiento y pudiera expresarlo en su informe, al igual que le informo, que debía ir hasta el aeropuerto a recoger a una amiga, pero que luego volvería para saber el estado de los afectados.
Alejándome del lugar rápidamente, llego en el aeropuerto y encontrando a mi amiga, le converso todo lo que había pasado, pues ella también conocía a la chica de mis sueños, sorprendida por la noticia, me dice que nos apuremos para ver que podíamos hacer por ellos. Tomando sus maletas y colocándolas en la camioneta, emprendemos el viaje hasta el hospital donde estaban recluidos los heridos. Llegando al lugar, vemos como el centro hospitalario está en un caos total, parecía que todos se habían puesto de acuerdo para enfermarse o accidentarse, entre la multitud veo al paramédico que había atendido a la chica y a su padre, camino hacia donde él esta y le pregunto ¿cómo se encuentran ellos? Mirándome me responde que no sabe cómo se encuentran, ya que cuando los trasladaban en la ambulancia, estos desaparecieron, extrañado por lo que había escuchado, tomo el teléfono y llamo un amigo en común que teníamos la chica y yo.