Nuestro señor Jesucristo vino a predicar y enseñar la palabra de Dios para que el hombre la conociera y lograra alcanzar la salvación. Murió para que nuestros pecados fueran perdonados. Dios pide como todo padre a sus hijos que lo amemos, tal y cual él nos ama a nosotros, que lo respetemos acatando sus mandamientos.
Dios no quiere que nuestra alma se pierda en la oscuridad del pecado, él nos da una antorcha que nos permite mantenernos en la oscuridad por el camino del bien y esa antorcha se llama “Verdad Verdadera” simbolizada en su palabra la cual podemos encontrar en la Biblia. Dios no se aparta de sus hijos, sus hijos son los que se apartan y se olvidan de Dios, entristeciéndolo cuando lo desobedecemos, dejando que la maldad, la envidia y otras perversiones entren en nuestro corazón.
Dios nos conoce profundamente y sabe lo que cada uno de nosotros pensamos, podremos engañar a nuestros semejantes, pero a Jamás engañaremos a Dios.
Dios espera por nosotros y quiere que vayamos a su encuentro para darnos esa gracia de vida eterna prometida.