Mi parálisis del sueño

Abro los ojos en medio de la madrugada a eso de las 2:30 am como suele sucederme siempre. Ya sé lo que está pasando… ¡otra vez esta semana! No me puedo mover, siento el cuerpo muerto, la respiración entrecortada y mi cerebro bien despierto.

Comienzo a sentir la sensación de terror intenso ante algo que no puedo ver pero que percibo, produciéndome una paranoia bestial al pensar que en cualquier momento me hará daño, se acercará a mí o se materializará en alguna parte.

De inmediato, mi respiración se hace cada vez más rápida y mi corazón late con fuerza. El miedo me ha invadido. “¡Quiero que me despierten ya!” grité en mi mente porque físicamente no puedo mover ni un dedo. La sensación de terror se intensifica: el ambiente se pone cada vez más pesado.

Con el rabillo del ojo observo como algo se mueve en mi puerta. “No mires” me digo a mí misma, aunque no pude evitar hacerlo. Lo que se estaba moviendo era una mujer que estaba parada en la entrada, como asomada. Me miraba fijamente e inclinaba su cabeza hacia un lado y otro.

Era bastante alta, vestía una túnica blanca y tenía el cabello largo y enmarañado, no logré verle bien la cara. La rodeaba una sombra negra. Este personaje de película se me hizo bastante familiar, pero ¿de dónde? ¡Ah! Ya recordé… soñé con ella hace un par de noches.

Nos seguimos viendo durante un par de minutos. Ella pasó de estar asomada a poner un pie en mi habitación, mientras me sonreía con unos dientes negros y podridos. Sabía o intuía que en cualquier momento se acercaría a mí. ¿Hasta cuándo se iba a ir?, ¿cuántos minutos es que dura la parálisis? Ya quiero que se acabe esto, me quiero mover, ¡qué desesperación!

Si antes pensaba que mi corazón latía rápido, ahora podría jurar que lo vería salirse de mi pecho. Fui presa de otra oleada de pánico cuando vi una sombra pegada al borde de mi cama, del lado derecho. En ese instante empecé a sentir una mano caliente en mi espalda y me susurró una voz de mujer al oído: “los espíritus te ven, los espíritus te vigilan”. Hice un intento estéril por moverme.

Cuando pensaba que algo más pasaría, todo cesó rápidamente. Al fin pude moverme y me senté en la cama. Todavía seguía percibiendo a alguien conmigo. Me puse las manos en la cara, tenía sudor en la frente. Volví a acostarme y me dormí enseguida.

---

Los que sufren de parálisis del sueño como yo, me entenderán cuando les diga que describir estas sensaciones por escrito no se compara en absoluto con vivirlo. Es más, creo que ni la escritura le hace justicia. ¡Son tantas cosas a la vez!

Imagina soñar despierto, pero sin poder mover una sola parte de tu cuerpo. Súmale el hecho de estar aterrorizado y después el ver a todos estos personajes, como los llamo yo, sacados de una película de miedo. Personajes que se te acercan, te hablan, te tocan, te observan… y tú sin poder huir o gritar.

Algo que siempre me ha parecido muy curioso de este trastorno del sueño es que todos vemos cosas macabras, monstruos, escenas extrañas, u objetos abstractos. ¿Por qué será?

En el mundo de lo paranormal, tener “parálisis del sueño” no es un trastorno sino una entidad negativa que se le aparece a su víctima para molestarla, es decir, lo que vemos en esta etapa, según esta teoría, es real. De allí que todo lo que veamos sea tan tétrico.

Los espíritus aprovechan, precisamente, ese momento en el que dormimos porque estamos completamente desprotegidos y no podremos ahuyentarlos. De esta manera, logran alimentarse de nuestra energía y del miedo que nos causan.

Y tú, ¿qué opinas? ¿Hay algo de paranormal o solo es nuestra mente jugando con nosotros?