Nota de la autora:

  Los capítulos enumerados con ".5" son complementos del capítulo anterior, o sea, que son como una segunda parte de un capítulo. 

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Uncas

  Me senté junto a ella en la ventana, contemplándola con detenimiento e incapaz de esconder mi emoción y mi fascinación por aquella criatura de cabello oscuro, ojos castaños, piel no muy suave y facciones juveniles a pesar de estar en una edad en la cual se le puede considerar una adultez temprana. 

Por primera vez en mis 220 años de vida sentí la alegría de encontrar finalmente a mi compañera de vida, a la persona con la que he de compartir todo de ahora en adelante. Me gustaría pensar que lo que construyamos a futuro sea con la finalidad de formar un hogar, un lugar en donde pueda sentir el calor del afecto y la comprensión, mas sé que quizás las cosas no sean así.  

Me mira de reojo, como si se preguntara las razones por las que la observo con insistencia. Puedo entender que se sienta incómoda, quizás intimidada por mi presencia; no le culpo. Apenas está empezando a conocer el mundo al que verdaderamente pertenece. 

Mi mundo.  Nuestro mundo. 

Viana es una de nosotros, una  anormal desde la perspectiva humana. Una híbrida desde la perspectiva de los más puristas. Una vamplobyon, para ser exacto: Una tercera parte humana, una tercera parte vampiro, una tercera parte mujer lobo de la subespecie loup garou. Una especie híbrida con una amplia capacidad de autocontrol y de naturaleza dual al ser tranquilos y letales, lista para manifestarse cuando quiera. 

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Viana

Le miro de reojo al sentir el peso de su mirada sobre mí. Sus ojos se encontraron con los míos. 

Veo su pasado...

Nació de una pasión carnal entre  una humilde cocinera de una familia muy rica y el sobrino de su patrón. La familia, para evitar el escándalo, despidió a la mujer y la echó de su hogar. No pasaron pocos días cuando ambos cayeron en manos de un proxeneta, quien la amenazó con vender al niño si no trabajaba para él. Así estuvo ella por diez años hasta que falleció de tuberculosis. 

A los pocos días del suceso, fue vendido a un hombre que buscaba algo "fresco" con qué saciarse sus bajos instintos. Sin embargo, el proxeneta muere de inmediato al sentir la cuchilla del hombre atravesándole su cuello.

Un escalofrío me invadió cuando vi cómo  aquél personaje degustaba la sangre del infeliz. Fue ahí que caí en cuenta de que aquél hombre era en realidad un vampiro. Uno que adoptó al hombre que está ante mí como su hijo. 

Uno que lo convirtió, ya a una edad más madura.

-Vampiro... Eres un vampiro.

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Capítulos anteriores

Prólogo  

Capítulo I 

Capítulo II 

Capítulo III 

Capítulo IV

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