-¿Por qué fuiste en mi busca?
Ivar se volvió hacia Cristina; ésta tenía la mirada fija en el panorama nocturno de la ciudad de París, recordando quizás aquellos días en los que estuvo cautiva, luchando internamente contra el miedo que amenazaba con apoderarse de ella mientras se las ingeniaba para sobrevivir en un medio en donde muy pocas lograban salir con la mente intacta.
El dragón no dudó que fue esa determinación por conservar su vida y, si se pudiera, su virtud lo que intrigó y atrajo al arcángel; el tono con el que éste se refirió a ella quizás era de burla, pero en sus ojos pudo observar una suerte de admiración hacia ella. Y sin embargo, todavía estaba una duda: ¿cómo supo que ella no era humana?
-Creo que estás en peligro -se aventuró a responder.
Cristina se volvió hacia él con curiosidad y le replicó:
-¿De qué?
Ivar tragó en seco; sus hermanos le habían advertido que, de no saber ella su condición real, tendría que ser muy cuidadoso en la elección de sus palabras. Decir algo más allá de su comprensión probablemente sería desastroso para ambos. Sin embargo, Ivar no era alguien que tratase a su igual como a un tonto, mucho menos a la mujer que ha logrado clavarle un cuchillo al mismísimo Aesir Aeseryon y salir viva de la situación.
-Es un poco complicado de explicar... Y de creer.
.-.-.-.
-¿Por dónde lo viste irse? -inquirió Aesir mientras guardaba su daga.
-Por el oeste -replicó Thor.
"Oeste... ¿Oceanía?, ¿Asia quizás? Hay muchos lugares por ahí", pensó Aesir mientras caminaba por el amplio pasillo del Salón de las Espadas con sus tíos Thor y Hvitserk detrás.
-Nuestra búsqueda se reduce entonces a dos continentes.
-¿Quieres que te acompañe? -se ofreció Hvitserk.
-No quiero distraer de tus obligaciones, tío.
-Créeme. Cazar a ese condenado es un deber más.
.-.-.-.
Cristina observó atentamente el pequeño departamento al que Ivar había traído. Limpio, ordenado, con los muebles perfectamente distribuidos; el sofá, que estaba a unos cinco metros de la entrada al hogar, era de cuero, color naranja. La mesa que estaba delante del mueble era de color blanco con cristal; encima había un control remoto y dos controles de X-Box conectado a la televisión de pantalla plana que sobresalía de manera imponente en un mueble de madera triplay color café; en ambos lados habían películas y videojuegos.
Paseó su mirada por el resto de la pieza; la cocina y la sala se separaban por una barra desayunadora de losa decorada. Todos los electrodomésticos que había ahí, a juzgar por su apariencia, eran semi-nuevos, quizás de reciente adquisición.
-¿Quieres té de limón? -inquirió Ivar mientras sacaba dos tazas.
Ella asintió mientras se acercaba a la ventana. Tenían una vista majestuosa de la Ciudad de las luces perfecta para sacar miles de fotografías; de todos los edificios que se dibujaban ahí, la Torre Eiffel parecía resaltar con luz propia.
-Tienen una vista muy bonita -comentó mientras se sentaba en la mesa -. ¿Cuánto pagas de renta?
-¿Renta? Nada. Lo compré.
-¿Tú compraste este lugar?
-Sí, aunque la elección fue de mi hermana pequeña.
-Oh... ¿Ella vive contigo?
-Ella y mi hermano mayor.
Cristina bebió varios sorbos de té; era una bebida de sabor suave, dulce, agradable, como el que le preparaba su abuela cuando era pequeña.
Sonrió.
Cuando era una niña, su abuela solía preparar un té de sabor similar que ella y sus hermanos bebían con alegría cada vez que terminaban su tarea. Mientras tanto, su abuelo ponía música en la radio; no recordaba si la música que sintonizaba en aquél viejo aparato portátil era de Cindy Lauper o de Aerosmith, o quizás de Vivaldi o Beethoven, pero sus hermanos y ella lo disfrutaban mucho tarareando o incluso danzando al ritmo de ésta.
"Un violín... Un violín triste y nostálgico...", pensó con repentina turbación. Un recuerdo lejano había asaltado su mente; un recuerdo relacionado con un hombre y un instrumento de cuerdas tocando con notas alegres y melancólicas. "Un violín..."
-¿Estás bien? -inquirió Ivar, preocupado.
Ella se volvió hacia el dragón. Su mente ahora yacía ocupada tocando una y otra vez la melodía de aquél hombre que parecía dejar toda el alma en su arte.
-Peligro... - murmuró.
-¿Hm?
-Me dijiste que estaba en peligro.
-Sí...
-¿Quién quiere matarme?
Ivar, nervioso, suspiró.
.-.-.-.
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Disponible en Wattpad
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amiga, tu eres la autora de esto?, esta muy bueno
se te da muy bien escribir, te ganastes un fan, te sigo
yo escribo poesia, puedes pasarte en mi blog y ver unas cuantas, saludos
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¡Hola! Sí, @jose2557, soy la autora :). ¡Muchas gracias por leer! :D
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Juemadre, esto se esta poniendo bueno, Ivar es tan noble, lo amo. Espero pueda proteger a Cristina, esta muy calmado todo, se acerca un fuerte sacudida en esta novela @vickaboleyn
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:) Será algo más que una fuerte sacudida.
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