El momento que tanto había temido Teresa Herkonos llegó cuando menos se lo había imaginado. Faltaba poco para que Cristina cumpliera los 30 años, la mayoría de edad entre los ged; un año prácticamente.
Siglos de tradición familiar en el que los ancianos y sus nietos se traspasaban el conocimiento ancestral de su raza se habían roto aquella noche en que Cristina montó la espalda de Ivar Yggdrassil, uno de los tres últimos hijos de Yggdrassil, el Faderavdrager*. Una rotura que la hizo temblar al recordar las palabras que su hermano Raenir le dijo en la víspera de su boda con Pedro: Tu sangre renovará la rueda con oro, plata y bronce.
-Aellia Herkonos era la hija de Ghael Herkonos, un campesino ged que vivía en el norte de la antigua Northumbria -empezó a explicar -. Tu bisabuela, mi abuela Fahiana, la describía como una mujer ni muy hermosa ni muy fea físicamente, pero con un corazón de oro.
Sacando la silla del tocador, la ged se sentó y añadió:
-Cuando Ivar y su ejército llegaron a Northumbria, Ghael convocó al Consejo Ged para determinar el futuro del territorio que comprendía Northumbria, Wessex y Essex. El Consejo decidió no pelear contra los vikingos y contra los reyes de Northumbria y Wessex, puesto que tomar un bando era peligroso para las localidades de donde provenían. En su lugar, decidieron esconder las poblaciones entre los bosques de tal forma que ni los sajones ni los vikingos sembraran el caos. Ghael, a pesar de su desacuerdo, acató el mandato del Consejo. La pequeña población en donde vivía fue escondida entre los muros de árboles; los pobladores no sabían nada de su anonimato aunque estaban consciente de que en cualquier momento uno u otro ejército se asomaría por los campos. Sin embargo, una mañana Aellia decidió alejarse más allá de los muros a pesar de las objeciones de su padre, yendo a visitar a una amiga suya que vivía en un poblado que estaba a uno o dos días de camino. Una decisión que le costaría la libertad... y la vida.
.-.-.-.
"Aellia...", pensó Draugr mientras contemplaba por enésima vez el retrato de una joven mujer de cabellos dorados y mirada solemne que aparecía en el reflejo del espejo de sangre. Se veía hermosa en el día de su boda con aquella tiara de oro, plata y bronce adornando su cabeza y su vestido café con hilos de oro, regalo de su madre Aslaug.
Estiró los brazos, queriendo acariciar aquél rostro juvenil y consolar la honda tristeza que en vano trató de ocultar la joven en ese día.
Sin embargo, el reflejo desapareció con el mero contacto de sus dedos.
-Aellia, por favor, perdóname... Perdona mi alma condenada.
.-.-.-.
*Faderavdrager: En noruego, fader av drager significa "Padre de Dragones". Para efectos de la novela, decidí unir las palabras para formar un solo nombre.
.-.-.-.
Capítulo anterior
Capítulo siguiente
.-.-.-.
Disponible en Wattpad
.-.-.-.
