La joven de la sangre de oro (XXXIII)

in spanish •  7 years ago 

Fuente

Cristina gruñó mientras daba la espalda al sol, mirando hacia la pared color mostaza de su habitación. No quería levantarse; no tenía ningún deseo de salir al mundo que la espera con cuchillos, ahorcamientos, ángeles y cronoatas. No quería encontrarse con quienes considera la gente más indeseable del mundo mundial... Bueno, ellos no eran personas, sino monstruos con apariencia de gente buena.

Sin embargo, tenía que levantarse. Su abuela le había informado  que se irían a Estambul; ahí ellos, incluyéndole, estarían a salvo por ahora. Cristina dudaba que hubiese algún lugar seguro; si Aesir y Draugr lograron localizarlos en Mérida, era muy probable que los encontrara incluso en Estambul. Sin embargo, su seguridad ya no le preocupaba tanto;  Gil iría con ellos, ya que también correría peligro en Mérida si Draugr o Aesir, o incluso Ondskap intentaran hacerle algo.

Aquello sonaba a una locura.  Ni ella ni Febe, quien se puso de su lado en ese momento, estaban de acuerdo en que Gil viajara con ellos; muy a pesar de tener sangre ged y grigori como ella, existía la amplia probabilidad de que no "despertara". Sin embargo, Teresa le  replicó con un presentimiento: Gil despertaría cuando menos lo esperaría, y cuando lo hiciese, sería imparable.

Tembló al pensar en aquellas palabras.

Su abuela era muy conocida entre los ged como una de las pocas que tenían el don de los völva[1]; cada palabra profética que profería se cumplía cabalmente en un futuro próximo o lejano. Y eso tanto a Cristina como a su madre y a su hermano les constabas ampliamente; de todos modos, ¿que no fue ella la que predijo que dos amigos suyos muy queridos no durarían más que dos años en su matrimonio?, ¿y que no fue ella quien le predijo que conocerá a alguien que trataría de hacerle daño antes de que, al final, le robase el néctar prohibido con los derechos correspondientes a un esposo, atándola para siempre a él?

Dio un respingo.

Muchos han tratado de ser los primeros en tenerla en sus lechos; algunos estuvieron a punto de lograrlo, pero al final se rindieron al darse cuenta de que ella no cedería. Lo paradójico de aquella situación era que ninguno de ellos intentó hacerle daño alguno; todos la trataron relativamente bien. Aquél descarte en masa la dejó entonces con la única opción que le quedaba: Aesir.

Cristina negó con la cabeza.

No. Aesir era la excepción. Si bien él trató de matarla dos veces, la aprisionó en su departamento, e incluso estuvo cerca de permitir que uno de los hombretones de sus clientes de la mafia la violara, dudaba mucho que él fuera aquél hombre, ángel, o incluso cronoata si tomaba en cuenta a Draugr, con quien se casaría. Por lo que le había contado Ivar, el arcángel consideraba a los nephilim como seres inferiores, un atentado contra la naturaleza misma. Casarse con Aesir, por lo tanto, sería un riesgo demasiado grande si llegara un momento en que los dragones se decidieran a colaborar con los ángeles. 

Un riesgo que ella, se juró, jamás tomaría ni aunque éste se la ofreciera.

.-.-.-. 

[1] Dentro de la mitología escandinava y germánica, las völva son sacerdotisas y profetas; se les conoce por ser expertas en encantamientos relacionados con las runas. Fuente: Wikipedia

.-.-.-.

Capítulo anterior 

Capítulo siguiente 

.-.-.-. 

Disponible en Wattpad 

.-.-.-.

Authors get paid when people like you upvote their post.
If you enjoyed what you read here, create your account today and start earning FREE STEEM!
Sort Order:  

Espero que Cristina tenga clara las cosas, ella tiene sentimientos encontrados hacia el ángel.
Saludos @vickaboleyn.

De que las tiene claras, las tiene. El problema radica en que Aesir no es alguien de quedarse con los brazos cruzados.

Menos tras el regaño del anciano. :O

Jejejejejeje, ¡de hecho! Por cierto, se me ocurrió ahorita un poema sobre la situación de Cristina: https://steemit.com/spanish/@vickaboleyn/germina-ii-cristina