¿Licencia o Libertad?

in spanish •  6 years ago  (edited)

Un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción; la ambición, la intriga, abusan de la credulidad y de la inexperiencia de hombres ajenos de todo conocimiento político, económico o civil; adoptan como realidades las que son puras ilusiones; toman la licencia por la libertad, la traición por el patriotismo, la venganza por la justicia. Semejante a un robusto ciego que, instigado por el sentimiento de su fuerza, marcha con la seguridad del hombre más perspicaz, y dando en todos los escollos no puede rectificar sus pasos.

Simón Bolívar, discurso ante el Congreso de Angostura.

La realidad y la ilusión, así como la licencia y la libertad, la venganza y la justicia, son todas opuestas, todas cosas diferentes, y no deben ser jamás confundidas. Aunque los opuestos a menudo se tocan, y la línea entre uno y otra a menudo es difusa, no por eso, cosas que a simple vista pueden parecer similares, son realmente lo mismo.

Debemos evitar con sumo cuidado confundir tales pares, porque en tal error se esconde siempre la degradación. La creencia de que la licencia es o puede ser equivalente a la libertad, viene acompañada todas las veces de su fiel amigo la servidumbre, así como la creencia de que la venganza es justa augura las tinieblas.

Es preciso que aclaremos entonces la cismática diferencia entre tales conceptos, que son todas las veces irreconciliables.

Por un lado, la libertad y la licencia, con todas sus semejanzas, son irremediablemente contrarias. Libre es aquel que decide, guiado por su voluntad, si actuar o no, y como hacerlo, por el contrario, el que tiene licencia actúa o no, en base a la voluntad de otro, y lo hace como este último se lo permite.

¿Podemos decir que alguien es libre si necesita el permiso de otro para actuar de tal o cual forma, o al contrario, diremos que la libertad deriva precisamente de no necesitar el permiso de nadie?

Aquí ya se intuye el error, si es preciso para nosotros tener licencia para hacer tal o cual cosa, entonces necesariamente carecemos de libertad, y por el contrario, tenemos amo.

Muchas veces las personas confunden todo tipo de licencias, y erradamente se le atribuye rango de “libertad” a un permiso, tales son los casos cuando hablamos de libertad económica, de expresión, prensa, y demás, cosas que no son verdaderamente libertades, puesto que libertad solo hay una, nadie es ni puede ser doblemente libre.

Si tenemos libre mercado nada más, y no poseemos ninguna de las otras “libertades”, ¿podemos decir entonces que somos libres, o diremos que a pesar de no ser libres tenemos ciertos permisos en lo que es relativo a la economía?

La libertad no se divide, compañeros, no nos dejemos engañar. Si podemos hacer algunas cosas, y otras no, en base a la voluntad de otro, no poseemos “libertades”, poseemos licencias.

Tal es el grado de confusión que existe entre licencia y libertad, que incluso es posible escuchar a algunos “pedir” o “exigir” libertad, cosa que es un absurdo.

Pedir libertad a otro es como un joven que pide por más independencia a sus padres, en vez de independizarse por sí mismo. ¿No sería absurdo que el joven dependiera de sus padres para ser independiente?

De la misma forma es absurdo que un hombre dependa de que otros le den libertad. Los que piden libertad, se la piden a sus amos, y lo que buscan son permisos, jamás libertad.

Un pueblo libre no es aquel al cual el gobierno le permite hacer muchas cosas, un pueblo libre es aquel que, en todo caso, le permite al gobierno gobernar, veamos que existe una gran diferencia allí en donde reside la soberanía. Por más permisos que se tengan, jamás existirá verdadera libertad en una dinámica en donde el poder no resida en las personas.

La licencia, aunque permisiva, es prima de la esclavitud y enemiga de la libertad, porque es necesario no poseer libertad para poder poseer la licencia.

Y pasando de un concepto a otro, fijémonos que Bolívar no ha escogido en vano sus palabras, y nos da otro magnífico ejemplo de opuestos semejantes, como lo son la justicia y la venganza.

De la misma forma en que la licencia, aunque da aires de libertad, solo puede existir en esclavitud; la venganza, aunque parece una emanación de la justicia, solo puede tener vida en la injusticia.

Tomar venganza por justicia, es atribuirle divinidad a los juicios hechos por los hombres, es creer que cada hombre tiene en sus manos la capacidad de decidir por sobre la naturaleza y la sociedad lo correcto para todos, es confundir lo subjetivo con lo objetivo.

Ni siquiera el más justo de los hombres puede o debe elegir el castigo de aquellos que, valga recordar, él cree que le han ofendido. Imaginemos entonces a cada hombre con su propio sistema de justicia que se encarga de castigar a todo aquel que a sus ojos le ofende, el más despótico caos no puede ser más que el único resultado.

¿Qué acaso no ha sido precisamente la presencia de venganza y la ausencia de justicia la garante de la mayoría de las guerras? ¿Qué muchas no han iniciado porque un país se cree lo suficientemente listo como para hacer justicia por sobre otros? ¿Qué no han iniciado porque un país cree que sus juicios son absolutos y solo importa su opinión?

Un ejemplo que Bolívar no menciona, pero que vale mencionar, es el de la flexibilidad y la debilidad, porque muchos también confunden ambos. La flexibilidad, aunque puede parecer debilidad, solo es propia de hombres fuertes.

Débiles que aparentan ser fuertes, y que por tanto, son incapaces de ser flexibles, son aquellos que buscan vengarse de todo el que los ofende. Toda situación, por más terrible que parezca y delicada que sea, tiene siempre dos lados, y cada vez que uno de ellos crea que pueda impartir justicia por ambos habrá caos y conflicto, y por tanto, el resultado será el contrario.

No nos dejemos engañar entonces, y observemos con cuidado los conceptos que utilizamos, la justicia no puede caber jamás en un hombre, no importa que tan bondadoso este sea, como la libertad no puede ser jamás entregada.

Recordemos nuevamente el ejemplo del robusto ciego, pues ese somos nosotros, que con una perfecta visión queremos caminar seguros ignorando lo invisible.


Fuente de la Imagen: 1

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Un análisis excepcional, me ha gustado mucho como contrastas las diferencias entre una y otra citando primeramente las palabras de Bolívar, realmente es absurdo pedir a otro algo que solo podemos darnos a nosotros mismos, pero sigue sucediendo...

Así como descubrir nuestras propias capacidades para hacer lo que nos propongamos, eso ni nuestra familia, ni jefes ni muchísimo menos la sociedad podrá hacerlo, solo nosotros, porque en realidad somos fundamentalmente libres, libres para conocernos y tomar decisiones de forma consciente.

Gracias por ayudarme a expandir lo poco que sé, tu enfoque es interesante, comienza con lo "superficial" y termina con uno "sistémico", te sigo desde ya =)

Gracias! Me parece que has entendido a la perfección lo que trataba de transmitir.

Saludos!

Es muy fácil confundirse si no se tienen las bases claras. Aunque estemos en la época de la información, contradictoriamente, las masa carecen de esas bases, se confunden y los resultados saltan a la vista cuando escuchamos noticias nacionales e internacionales. Al final, todo se resume a educar en conocimiento para tener buena práxis en la vida, y educar en valores para tener el dogma correcto. Todo lo demás es un espejismo.