Estabamos en casa, con el calor de la casa,
no sentia prisa, así que solo disfrute de ti, de tu mirada, de tu tímidez junto a la mía, compatíamos el espacio que tanto deseábamos, no era fácil romper esa tímidez, pero de poco lo hacíamos.
Decidimos hacer la cena, la cocina era un espacio pequeño, tomamos las cosas al mismo tiempo y nuestras manos se rozan, nuestras miradas gritan, me acerco a ti, te miro a los ojos, mi mirada baja hacia tus labios implorando que se junten con los míos, me abrazas y me atrapas en tu calor y me pongo de un rojo subido, tu boca escucho mi ruego y se acerco suavemente a la mía, tiemblo, tiemblas, pero no nos detenemos, el contacto ansiado, suave, tímido, cálido, por fin senti tu aliento en mi, tus labios en los míos.
Volvemos a la comida, cenamos, ya hay menos tímidez, se respira un ambiente agradable, la conversación fluye sola, me haces sentir tranquila, agusto, ¿Qué hacemos ahora? Decidimos mirar una película que tu elegiste, a cada escena que nos gustaba nuestros ojos se encontraban, no preste mucha atención a la peli, me la pase mirandote en cada descuido y uno que otro beso robado, no resistí mas y te abrace y así nos quedamos dormidos.
Despierto primero y no dejo de mirarte, tu rostro relajado, rozo tu cara con mis dedos como queriendo gravar su tacto en mi piel, no me contengo y te doy un beso, suave, no quiero despertarte, pero despiertas me miras, me llevas hacia ti y me vuelves a besar, quiero preparar desayuno pero estoy muy agusto así.
Voy a preparar desayuno, compartimos unas tostadas y café, se que se nos agota el tiempo, aprovecho a mirarte gravando esa imagen en mi corazón.
El tiempo es cruel a veces y se fue veloz, llevándose nuestro tiempo juntos, rápidamente te digo que te quiero, que te amo, que me has dado las mejores horas, te beso al instante que suena el despertador, despierto, sonrio, respiro profundo y susurro al viento, te espero en nuestro próximo sueño.