Tu mirada penetra en el misterio,
Y descubres un mundo
de apacibles encantos,
de huertos arbolados y sombríos.
El Escamandro enreda en tus cabellos
En una suave tul,
Y dos peces plateados
Juguetean con tu cuerpo y lo circundan.
Un pájaro palpita en tus entrañas,
Y una lluvia de lirios deshojados
Ahoga tus canciones
Y tus palabras chocan
Con abruptas montañas y con riscos.
Hay una Orgía,
Y hay dos cisnes que nadan sobre un lago
Que se tiñe de rojo.
Y tu palabra brota como un grito
Que se esfuma en la tarde.
Y tus manos se estiran como un rio
Que se extingue entre soles infinitos.
Hay una alcoba,
Y hay un lecho con sábanas de ortiga,
Y oculto entre las cortinas,
Un filo se estremece amenazante.
Y tu palabra gime estrangulada.
Porque tu verbo alado,
Forjado con antenas de lechuza
Murió con la alborada.
Y tu savia, hecha de enigmas,
Se cuajó en las vertientes de tu vientre.
Un ruiseñor herido en la garganta
Se abate contra un muro de silencios.