Los Cañoneros y yo, una historia (1)

in spanish •  6 years ago  (edited)

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Desde que empecé en esta plataforma me había planteado que en algún momento iba a escribir un artículo para contar la historia del grupo Los Cañoneros, el grupo que dirijo y que el próximo 20 de noviembre cumple 36 años dedicado a la música cañonera (la cual describí de manera amplia en mi publicación "El cuento completo de la música cañonera"). Sin embargo no quería caer en una reseña como si fuera un Curriculum Vitae ni una reseña periodística, así que no estaba muy seguro de cómo contaría la historia.


English version is available here!

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Ayer estuve escribiendo mi post para #danceweekend y lo hice dedicado al grupo que de manera indirecta influyó en el nacimiento de “Los Cañoneros” y recordé cómo fue mi experiencia al entrar en contacto con este género musical y fue tan emotivo para mí y me despertó tantas emociones, que decidí que contaría la historia del grupo desde mi óptica personal, desde mi vivencia, que, en definitiva, fue la que condujo al nacimiento del grupo, por eso decidí llamar esta publicación: Los Cañoneros y yo. Inicialmente pensé en escribirlo todo en una sola entrega, pero me veo en la necesidad de dividirlo por cuestiones de espacio. ¡Así que aquí va la primera parte!

Mis antecedentes

foto Ylich 2.jpg
Trabajando de actor a los 6 años.

Por ser hijo de una actriz y cantante y de un profesor y director de teatro, mi infancia estuvo ligada a ese mundo, lo cual hizo que desde los 6 años de edad yo empezara a trabajar como actor, en teatro y televisión. Una mudanza a Europa a los 8 años de edad me hizo acercarme más a la música de mi tierra y la de toda América Latina y marcó mis primeros pasos como músico aficionado. Después de 7 años, regresamos a Venezuela y mi dedicación a la música empezó a aumentar, trabajando como guitarrista acompañante, como cantante y en 1978 empiezo a dirigir por primera vez un grupo que, aunque era de aficionados, me dió las bases y la comprensión de lo que era la dirección musical. A los 20 años de edad en 1980, tomé la decisión de que me convertiría en músico profesional, pero utilizaría el teatro como trampolín para ello.

En la obra "¿Quién nos robó esa batalla?Junto a mi madre (en la obra y en la vida real) en la obra "Un tal Ezequiel Zamora"

1982


"La verdadera historia de Alma Llanera"

Ese año mi papá me invita a formar parte del elenco de una obra de teatro que iba a empezar a dirigir, un espectáculo teatral que se desarrollaría en la Caracas de 1926, en el cual se narraría cómo era la vida de la capital venezolana en aquellos tiempos, se presentarían varios sainetes de autores venezolanos de la época y se escenificaría parte de la zarzuela “Alma Llanera”. Ese espectáculo llevaría por nombre “La verdadera historia de Alma Llanera”. Para quienes no lo saben, de esa zarzuela salió la canción, de mismo nombre, considerada como el segundo himno nacional de Venezuela.

Para ambientar la obra, Humberto Orsini, mi padre y director de la obra, quería un pequeño grupo de música cañonera. La tarea de la musicalización y coordinación del grupo me la encomendó a mí. Como yo no sabía lo que era la música cañonera, me dio como referencia al grupo “Los Antaños del Stadium”. Fui compré unos discos de ese grupo y me llevé una de las mejores sorpresas que he tenido en mi vida, me encontré con un género musical con el cual me identifiqué de inmediato. Para conocer más de ese grupo y la experiencia de mi contacto con su música, puedes leer mi publicación Los Antaños del Stadium in #danceweekend [English-Español-Deutsch].

El formato más pequeño que pude darle al grupo musical fue: un cantante, que también tocaba el cuatro; un saxofonista y un percusionista tocando el redoblante. Yo no podía participar como músico, porque era uno de los actores. Así que hice la selección del repertorio, los arreglos, hicimos los ensayos y la obra empezó a presentarse con buen éxito.

En ese tiempo, mi hermana, Hely Orsini, quien ya había desarrollado una buena carrera como cantante, vivía en México. Cada año ella venía a Venezuela y realizaba presentaciones y conciertos, en los que yo era su guitarrista, cantaba junto a ella y era el presentador. Teníamos un amplio repertorio, muy variado. Para atender una invitación que le hicieron ese año, decidimos, para variar, tomar el repertorio de la obra de teatro y adaptarlo a su voz. En esta ocasión el cantante y cuatrista de la obra no quiso participar, así que yo toqué el cuatro. Para completar las frecuencias graves, incluimos al hermano del saxofonista, quien tocaba el violoncello y usaba un pedal de efectos, que le bajaba una octava al instrumento, lo cual lo hacía sonar como un bajo.

20 de noviembre


Con Hely en el Poliedro de Caracas, 1981

El trabajo que hacíamos musicalmente mi hermana y yo, tenía un amplio reconocimiento, razón por la cual, muchos de los eventos en los que participábamos eran de mucha importancia.

Como parte de los preparativos para la celebración del bicentenario de Simón Bolívar (el cual se celebraría en 1983), se preparó un concierto en la Plaza Monumental de Mérida, donde estarían algunos de los grupos más importantes de ese momento, como Los Guaraguaos y el grupo Madera, de quienes les hablé en mi artículo Grupo Madera, dolor aguas adentro.

Ese día llovió mucho y por tratarse de una plaza de toros, el público se estaba mojando, pero por la importancia del evento, la audiencia fue abundante y se mantuvo.

En esas condiciones salimos a hacer nuestra presentación, con el temor de que la lluvia hubiera enfriado los ánimos de los asistentes al concierto. Para sorpresa nuestra el público empezó a corear las canciones, a hacer palmas y a bailar. Allí entendimos que habíamos encontrado un “gema oculta” (para usar la jerga de Steemit) y decidimos que debíamos continuar con ese proyecto.


Mérida, 20 de noviembre 1982

La primera fiesta


Tocando en el Fuerte Cayaurima, en Ciudad Bolívar, 1983

Luego del regreso de Mérida, empezamos a ensayar todos los días. El grupo quedó conformado por Hely Orsini en la voz y tocando un rallo de queso, como si fuera un güiro (algo usual en los tiempos que nació esta música), Augusto Rousset en el saxo alto, su hermano Andrés en el violoncello (que luego lo sustituimos por un bajo), Arnaldo Sánchez en la bateria y yo tocando el cuatro y cantando. Era una propuesta musical tan novedosa y agradable que, a pesar de que ensayábamos en edificios y zonas residenciales, siempre contamos con el apoyo y la simpatía de todos los vecinos.

Pronto se regó la voz del trabajo que estábamos haciendo y así nos llega un día una llamada para contratarnos para una fiesta. Le explicamos al cliente que solo teníamos para ese momento 6 canciones en el repertorio. El cliente aceptó y así fuimos a tocar por primera vez en un baile. El impacto fue general y la respuesta de todos tan positiva, que nos pidieron que siguiéramos tocando. Ante nuestra explicación de que no teníamos más repertorio preparado, pidieron que repitiéramos las mismas.

Como resumen de la historia, tocamos tres veces el mismo repertorio y los asistentes a la fiesta salieron felices, pidiendo nuestro número de teléfono para contratarnos más adelante. Y así fue. Una de las formas de sustento del grupo a lo largo de nuestra historia han sido las fiestas bailables.

Una composición y un demo

Para esos tiempos ya yo había empezado a componer y tenía varias canciones que interpretaba en mis actuaciones. Surgió entonces el deseo de componer alguna canción para este proyecto, pero debía empezar por algo que me permitiera empezar a familiarizarme con el género, por lo que decidí hacer una canción con una estructura tradicional y usar un lenguaje como si fuera una canción de principios del siglo XX. Nació entonces “El Besaor”, una canción que selló el rumbo de este naciente grupo. De esta canción puedes leer la historia completa en El Besaor: de una broma a una canción viajera.

Decidimos entonces grabar un demo de dos canciones, un merengue venezolano que aprendimos de la abuela de dos hermanos Rousset, que llevaba por título “El Cura” y “El Besaor”. Con esas canciones empezamos a recorrer las emisoras de radio para buscar apoyo y difusión. Entre esas emisoras estuvo Radio Capital, donde tenía su programa de música venezolana quien se convirtió en uno de los motores y promotores más importantes de grupo, el locutor y amigo Cappy Donzella. De él y acerca de nuestro nexo pueden leer más en mi artículo Cappy Donzella, se fue el último hippie venezolano.


A partir de ese momento nuestra música se empezó a escuchar de manera permanente en esa emisora hasta que a escasos 6 meses de nuestra primera presentación, nos llamó un productor discográfico para grabarnos. Nucho Bellomo, quien es el productor mencionado había recibido una llamada de Ernesto Aue, dueños de uno de los sellos disqueros más importantes en el país para ese momento, para preguntarle si él sabía quiénes eran esos muchachos que estaban sonando en Radio Capital. Nucho, sin conocernos aún, entendió que era una oportunidad de hacer negocios y le dijo que sí, que el nos estaba grabando. Al terminar esa llamada salió corriendo a ubicarnos y lo logró. Así fue como en cuestión de días estábamos firmando contrato con Palacio de la Música, para grabar nuestro primer disco, el cual llevó por título, precisamente en el nombre de mi primera composición cañonera: El Besaor.


Nuestra primera presentación en televisión, cantando El Besaor, en 1983

Cañoneros de pelo largo

Así como fue de rápido el triunfo de firmar con una disquera en tan poco tiempo, fue el resto de los éxitos que le siguieron a ese. La respuesta de los medios de comunicación fue muy positiva, pues todo resultaba una propuesta muy novedosa. El hecho de que un grupo de jóvenes de entre 18 y 25 tocara la música de comienzos del siglo XX, pero con una actitud y un sonido en vivo mucho más fuerte y moderno, tuvo una aceptación inmediata y una de las primera reseñas de prensa utilizó esa expresión “Cañoneros de pelo”, que se convirtió en una referencia.

Aunque esa música se entendía para ese momento como música para viejos, fue la juventud la que más rápidamente se identificó con nosotros, así logramos cautivar a un público de entre 18 y 90 años de edad. Expresiones como “a mí antes me gustaba el rock, pero desde que aparecieron ustedes me gusta la música venezolana”, se convirtieron en una constante.

Es que el sonido del grupo tenía una gran fuerza, particularmente en vivo. A tal nivel que, para sorpresa nuestra, recibimos la invitación para tocar en la ciudad de Valencia en un concierto de Heavy Metal, donde participarían las más emblemáticas bandas de esa época como Resistencia y Arkángel.

Así nuestro recorrido iba de un concierto de rock a una fiesta de celebración de un cumpleaños número 80.

Esta historia continuará...

[Ir a la segunda parte]


Los Cañoneros en Sábado Sensacional cantan "El Cura"


Todas las imágenes son de mi propiedad, algunas expuestas en las redes sociales y en el sitio web del grupo:
Los últimos discos de Los Cañoneros están disponibles en:


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@ylich , disfrute mucho de esta lectura, espero con ansiedad la continuación de esta historia, me encanto el vídeo!!, ya había escuchado a mi padre hablar de ustedes pero no había tenido la oportunidad de escuchar su música. Tremenda voz la de su hermana! ... en serio fascinada con este post

Bueno @yndirami, me alegro mucho que te haya gustado y que alegría saber que tu papá hablara de nosotros (espero que hablara bien 🤣 )

Gracias por leer y dejar tu comentario por acá.

P.D. Espero publicar la segunda parte a más tardar el lunes próximo, pero voy a intentar que sea antes.

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Hola Ylich: He pasado un rato estupendo leyendo detenidamente tu artículo. Las canciones y los videos me han resultado muy divertidos y alegres. No me extraña que en la fiesta aquella os hicieran repetirlas tantas y tantas veces. Espero ansioso tu segunda parte.
Un abrazo

¡Hola @volcandemorcilla!

Qué bueno que te haya gustado la música y sí, es muy divertida y alegra, como dices. Esa es una de las cosas que me gusta de este género musical...

Gracias por leer y comentar.

Un abrazo para ti.

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