Los días malos son frecuentes, sentarme a tomar el café sin nadie allí con quien conversar es cotidiano, todo esta vació, mi hogar esta vació, de que me sirve tener un lugar en donde estar, si esta desolado, todos se han ido. Yo siempre he tratando de pintar de color esos días pero al final siguen siendo lo que son, días malos, días oscuros.

La verdad, quisiera que todo fuera diferente, quisiera retroceder en el tiempo y quedarme en esos recuerdos, en esos momentos de felicidad, que fueron muy pocos, ahora me siento encerrada, encerrada en mi mundo, ese mundo de soledad, donde soy la único habitante, en donde he construido muros de varios metros de altura para que nadie pueda entrar y de un materia resistente para que no los puedan derivar. Hago esto para protegerme, protegerme de todos esos agentes tóxicos, protegerme de esos demonios que se visten de ángeles. Quizás sea para que no vean mi lado frágil, mi debilidad, tal vez mi alma sea mas vulnerable de lo que creo y por eso me mantengo al margen.

Hace tiempo deje de sentir, deje de ver, olor, oír, mis sentidos se fueron perdiendo y me he vuelto un zombie andante, me he convertido en un servidor más de está sociedad colapsada, que exprime mis energías, que me quita los sueño y que no me deja dormir. Cada día es un batalla que tengo que librar, no solo con ese ruido externo, sino también con mis demonios internos, que me dictaminan y me dicen por donde debo ir. Ya no se trata de vivir sino de sobrevivir, sobrevivir en una ciudad llena de autómatas, donde no importa la hora siempre van tomando lo que necesitan y vuelven a casa, ya es su mecanismo, es su rutina diaria, ¡como combatir eso? si son manada, los utópatas son más, por ahora solo me toco aceptar, me he tenido que camuflar entre ellos ellos.

Aquí el tiempo adquiere otra dimensión, es indetenible, las horas son fugases, los días pasan volando y yo sigo resistiendo, no se cuando se abrirá la puerta. Quiero ser libre, pero solo recibo los golpes de tiempo que pasa como un caballo galopando sin dirección alguna, quizá yo soy ese caballo, fuerte, imponente, poderoso pero sin dirección, con muchas dudas y temores, no quiero fracasar, no quiero que mi espíritu muera, por que día a día solo recibo bofetadas, que me decepcionan de este lugar, de esa gente miserable con el alma oscura. Hoy a pesar de todas las cosa solo espero luchando por mi.

muchas gracias por leer.

Fotografías: @hectgranate