Dos siluetas tintadas en negro
se colocan en un amarillo lienzo.
Dos frentes que chocan una con otra
Dos narices, dos bocas que casi se tocan...
Se encuentran solos,
y al mismo tiempo juntos
con esta dualidad de color,
unidad de color...
Las olas, el trigo, el mar
se elevan sobre sus cabezas,
este sol que se les escapa,
sale para el resto.
Ya casi es hora de irse,
a vivir como el resto:
trabajo, negocios, amigos,
facturas nuevas que pagar...
Sólo por las tardes hacen una pausa,
juntos de nuevo los dos,
el sol empieza a esconderse
y su historia empezará nuevamente.