Sólo faltaban algunos detalles y todo estaría perfecto para el gran día. Desde muy temprano, Doña Florencia estaba afinando los últimos preparativos: la mejor música, la mejor comida, las mejores flores, y el altar debía arreglarse como si Dios mismo fuera a oficiar la boda. ¡La casa por la ventana! Había que botarla, era el matrimonio de Luciana y ese día tenía que ser recordado por todos, cada habitante del pueblo debía hablar de ello.
Cuando Vicente fue a su casa por primera vez, los celos de Don Elías, hombre duro pero padre amoroso y protector, se sirvieron sobre la mesa y acompañaron cada bocado de comida de un trago amargo. Apenas se marchó vieron a Luciana como nunca antes, defendía su amor.
Papá, si usted no acepta a Vicente me voy de esta casa y no me ven la cara más nunca.
Aquellas palabras fueron suficiente para vencer el orgullo hombre recio, pero al que se le ablandaba el corazón si de su hija se trataba.
Discúlpeme, Vicente, usted comprenderá, Luciana es mi única hija. Venga a almorzar el domingo. Usted es parte de esta familia.
Tantos recuerdos habitaban la memoria de Luciana. Cuatro años habían pasado desde ese día, ahora sólo estaban a unas horas de darse el ¡Sí! y unir sus vidas para siempre.
- Sea mi novia, Luciana, yo la voy a cuidar. La voy a tratar como usted se merece.
- Hable con mi familia, Vicente, sino no se puede.
Esa tarde cenaron y Luciana decidió acostarse, los nervios la agobiaban. Pidió la bendición y se retiró de la mesa con el pretexto de descansar.
En cuanto escuchó el silencio habitar toda la casa, se marchó a la laguna que había a dos cuadras de su casa. Nadar le lavaba los miedos, los nervios que tenía, que le revolvían la conciencia. ¡Claro que serían felices, porque él la amaba, y ella a él! Así pasó la noche, nadando, pensando, soñando en la laguna. Allí amaneció.
Pero bueno, ¿dónde se metió esta muchacha?, ¿se arrepintió a última hora?
El pueblo entero buscaba a la protagonista del matrimonio que tanto esperaban. Vicente escuchó pasos apresurados, salió al encuentro de un niño que venía corriendo.
Está en la laguna, se ahogó en la laguna.