¡Ey tú! ¡Danzarina de Dios!
No te quedes quieta, sigue al son del pandero.
Muévete ahora, danza como ayer,
danza para aquel que te hizo libre mujer.
No eres esclava del pecado, ni del odio, ni del rencor,
Quien te trajo aquí, fue quien te liberto.
Tú Danzarina de Dios que danza para el Señor,
Hazlo con la misma pasión que el te rescato
pues el Espíritu Santo mora en tu corazón
y el quiere verte danzar con amor
He visto que giras, he visto que saltas,
he visto que lo alabas en medio de tu aflicción.
Y que no te importe lo que paso ayer,
porque ahora que danzas lo haces con poder.
No dejes de hacerlo hija de mi Rey
porque hoy te he visto danzando con Él.