El BSDM del transporte es casi más obsceno que el sexual.
Los transportistas son putitas muy valientes en los bares y reuniones de sus asociaciones y cooperativas. Nada nuevo bajo el sol, llevan años sacando pecho mientras ofrecen sus chóferes a sus clientes cargadores, como si de una casa de intercambio de parejas fuera, y ofrecieran sus esposas al mejor pollón, para que le desollara el culo. Eso sí, mientras ellos, van a misa y se consideran los más puros y defensores de derechos que no tienen sus trabajadores.
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