Es la formación teórica nonagésima segunda del tercer año de la especialización en fomento de justicia y felicidad. Actualmente Luno ya comprende un poco mejor lo que se le ha explicado en la sección de historia. De hecho, le preocupa un poco que es la persona más empática a las ideas del pasado del resto de los formados, quienes simplemente lo entienden. El formador instruía:
-Bueno chicos, pueden comenzar a temer. Hoy sólo habrá sección de historia ¿Ustedes creen que es importante la voluntad en la vida?
Todos los formados asintieron.
-Qué bueno que estamos de acuerdo en eso. Pues verán, quizás actualmente ustedes sólo rechacen propuestas de actividad sexual debido a que están cansados o prefieren otras actividades. Pero en el contexto del pasado y debido a la fuerte influencia de la religión la mayoría de las personas no estaban dispuestas a tener actividad sexual con las personas que le rodeaban, recuerden que dios ordenaba que sólo tuvieran una pareja y del sexo opuesto. Tenían que elegir bien. Antes era común un delito que en la actualidad sólo ocurre muy ocasionalmente y que se llama violación, el cual consiste en forzar a otra persona a tener relaciones sexuales, es decir, sin su consentimiento. Si bien el hecho en sí puede ser desde molesto hasta bastante desagradable, lo cierto es que era aún peor en el pasado debido al contexto que previamente les he comentado. Si bien físicamente es común que haya daños en la vagina o en el ano, psicológicamente los daños eran mayores, a un punto tal de que las personas podían deprimirse, lo que disminuía drásticamente la productividad y la felicidad de una persona. Noten entonces lo importante que es la intención, el querer o la voluntad de las personas. Una relación sexual puede ser una experiencia muy placentera, como generalmente lo es, pero también puede convertirse en un sufrimiento psicológico tan sólo por el hecho de estar en disposición o no a hacerlo.
-¿Eran ilegales las violaciones? -preguntó Penso.
-Sí, generalmente lo han sido. Sin embargo los culpables de las violaciones generalmente no eran encontrados. De hecho mucho tiempo ni siquiera se atrevían a declarar las personas que habían sido violadas. Por cuestiones físicas y sociales, era más común que las personas de sexo masculino violaran y que las personas de sexo femenino fueran violadas -respondió el formador-. Considerando que las personas de sexo femenino debían doblegarse en cuanto a no alzar la voz a las de sexo masculino, es que o bien las personas violadas por ser de sexo femenino y temer a las de sexo masculino no denunciaban, o bien por ser de sexo masculino y ser socialmente vistos como débiles e ir en contra de lo normal o lo establecido por dios, o bien porque al denunciar la gente adjudicaba parte de la culpa a la víctima.
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