A lo largo de muchas décadas de estar vinculado a la academia universitaria, he inscrito el tema de la dialéctica como uno de las que más me ha fascinado.
Traigo a colación tres momentos muy especiales para mí, en cuanto a la asunción de ese asunto de la dialéctica…
La primera vez que aparece ante mis ojos un material sobre ello fue a mediados de los años ’60, cuando estudiaba mi carrera en la Universidad Central de Venezuela (UCV) . Contaba con 18 años de edad. Uno que otro profesor de la Facultad de Humanidades hacía referencia a las entonces célebres y enigmáticas “leyes generales de la dialéctica”… José Rafael Núñez Tenorio y Juan Francisco Reyes Baena , entre otros. Eran los tiempos en los cuales, por un lado, esa Facultad específica tributaba significativa (y hasta ingenua) fe al futuro de las entonces flamantes revoluciones soviética y cubana, y por otro lado, la Universidad en general respiraba –ya a finales de década- los aires del llamado “mayo francés” (1968). De hecho la mayoría de los libros que a nuestras manos de estudiantes llegaba sobre ese tema de la dialéctica (el cual ahora se reinventa con bríos), poseía el sello las casas editoriales de la entonces URSS.
¡Cómo no recordar aquellas clásicas y desparramadas “leyes generales de la dialéctica” –así llamadas-!
Siguiendo… ¡Cómo no recordar las ideas que sobre el cambio y la contradicción portaban tales “leyes generales”. Si bien éstas pecaron de archi-generalistas, de desparramadas, en el ambicioso propósito de disciplinar las ideas para comprender –sobre todo- la realidad, nos introdujeron no obstante en sabias dudas sobre lo que más o menos entendíamos entonces como “la lógica” o “pensamiento correcto”. Hay que decir que en nuestros tiempos de bachillerato (primera mitad de los ’60) lamentablemente jamás cursamos una asignatura específica sobre lógica. Lo que a la sazón captamos de la materia Matemática (y de la vida cotidiana) en cuanto a las normas básicas y generales para organizar “correctamente” el pensamiento de cara a conocer –sobre todo- lo real, tenía que ver con la noción de que una cosa equis es idéntica a una cosa equis y que ello no admite contradicción alguna. Percibir entonces a tenor de esas “leyes generales de la dialéctica” que la Universidad nos presentaba en esos años de sueños e ingenuidades, que las cosas son y no son al tiempo en el cual cambian, representaba, reitero, un sacudón y una invitación sabia a la duda.
En los inicios de los años ’80 ubico el segundo momento. Participaba yo activamente en un equipo académico conducido por el profesor Núñez Tenorio en una etapa de la vida académica de él, la cual, dejando complejamente atrás las aludidas nociones sobre la dialéctica, abrazaba unas concepciones empapadas de crítica y de profundización. Sin ambages afirmaba el Maestro lo siguiente… “a estas alturas yo prefiero hablar de racionalidad dialéctica, en vez de lógica dialéctica”. Le inquirimos que fuese explícito… Manifestó que veía el asunto de esa manera toda vez que la dialéctica no había alcanzado hasta esos días, una rigurosidad normativa como la históricamente lograda por la lógica analítica. Buena parte de la matemática, decía, se basa en las leyes de identidad (toda cosa es igual a sí misma), no-contradicción (ninguna cosa puede ser ella misma y su contrario, al mismo tiempo) y tercer excluido (toda reflexión que vulnere las leyes en referencia, resulta inválida). La dialéctica –añadía- invierte en buena medida esas leyes, pero sin lograr aún carácter de formalidad o de suficiencia; yo prefiero entonces hablar de racionalidad en vez de lógica, en este asunto.
A mediados de esos mismos años ’80 ubico el tercer momento. Siendo yo estudiante del Doctorado en Ciencias Sociales de la UCV tuve la feliz oportunidad de relacionarme vivencialmente con el profesor de la Universidad de París, Zdenek Stmiska . Al calor de una muy cordial discusión grupal la cual se proponía valorar el pensamiento dialéctico, este epistemólogo checo expresó una idea la cual para mí resultó impactante… Lo que ocurre es que la dialéctica confunde lo oscuro con lo profundo…
A lo largo de la serie de esfuerzos teóricos que en cuanto al tema de la dialéctica vengo haciendo desde hace décadas, el efecto de ese trío de momentos vividos, es algo así como una mano larga que intermitentemente trata de colocar su huella. Algunas veces tal impronta se torna borrosa; en otras, nítida, en fin…
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Imágenes:
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http://www.ucv.ve/
https://www.tribunadelinvestigador.com/ediciones/2017/2/art-11/
www.fundaay.wordpress.com
Sitios visitados...
http://www.ucv.ve/
https://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Rafael_N%C3%BA%C3%B1ez_Tenorio
http://bibliofep.fundacionempresaspolar.org/dhv/entradas/r/reyes-baena-juan-francisco/#author
https://translate.google.com/translate?hl=es&sl=cs&u=http://sreview.soc.cas.cz/uploads/bcae905b1a8021652d17475448d24d045680aa5a_INMEMORIAMMink2009-2.pdf&prev=search
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