Sobre los tipos de conocimiento. (Fragmentos de una conversación académica).

in venezuela •  5 years ago  (edited)

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 Belén Pierluisi Tona, participante:
Profesor, cuando estudiábamos el bachillerato y todo lo que representa la universidad –incluyendo el postgrado- nos hemos topado con una literatura que sostiene que el tema del que se ocupa la ciencia es la realidad. Usted ha venido sosteniendo a lo largo de este curso sobre la dialéctica, que los temas que la ciencia toma para su desarrollo no solo es la realidad sino que también es la hominidad, dándole a esto último un trato especial. ¿Puede usted abundar sobre tal aspecto?

• A.M.: Viene al caso su interesante planteamiento y su interesante pregunta. Una de las propiedades que el tratamiento de la dialéctica posee es precisamente que alborota problemas conceptuales como esos que usted está trayendo a colación. Nosotros hablamos de razón dialéctica… de mentalidad dialéctica,,, de lógica dialéctica, y con ello nos estamos refiriendo a que existe una disciplina fundamental de pensamiento (es decir, una lógica) la cual premia la contradicción y el cambio, y no aquello que asume como perfecto lo que no encarna contradicción y lo que –por lo tanto- no se dinamiza. Claro, la no-contradicción y la identidad, como usted y sus compañeros saben bien, conforman las bases de un modelo distinto al dialéctico; vale decir, la lógica analítica; la cual es una suerte de apoyatura de la lógica dialéctica. La lógica dialéctica niega la lógica analítica, no de manera lineal; no –permítame la expresión- “colocándola patas arriba” a secas. La niega de manera compleja, haciendo posible en la acción reflexiva que en un momento dado se esté haciendo, aparezca lo que desde ya aquí en este curso llamaremos “lo nuevo”… “el nuevo incluido”. Una nueva verdad, una nueva certidumbre, en fin. Todo ello permite, inclusive, asuntos tan creativos como “el uso de la capacidad de hacer virtualidades” y “la predicción”. Bien. Estas reglas de juego fundamentadas en la contradicción y el cambio están presente indefectiblemente no solo en la realidad, sino en la hominidad. Cuando hablamos de hominidad nos estamos refiriendo al pensamiento y el lenguaje; asimismo nos estamos refiriendo a la emocionalidad unida a estos factores; y además a la personalidad. Cuando hablamos de personalidad nos estamos refiriendo, como es fácil inferir, a la individualidad humana.

 B.P.T.: Entendemos que tanto la realidad como la hominidad son tratadas por la ciencia, de manera distinta a como las tratan otras disciplinas, como la religión, por ejemplo… ¿Qué nos puede decirnos al respecto?

• A.M.: Primero que todo debo decirle, Belén, que la religión forma parte del hacer filosófico y del hacer ideológico; no del hacer científico. Todas son interesantes, pero hay diferencias entre ciencia, ideología y filosofía. La religión en todas sus manifestaciones, reitero, forma parte del trabajo ideológico y, en ocasiones, del hacer filosófico. El ser humano traza en su exclusivo y supremo esfuerzo de hacer teoría sobre lo real y sobre él mismo, tres grandes enfoques metodológicos en plan explicativo; a saber, la ciencia, la ideología y la filosofía. La ciencia es un conocimiento sobre los objetos en referencia, el cual lleva consigo un par de elementos diamantinos para la historia. Estos dos elementos son la objetivación y la coherencia lógica. Los epistemólogos suelen identificar lo primero con la palabra “consistencia”, es decir, apego al objeto… Honra a lo real y a lo humano. Lo segundo, con la palabra “validación”; es decir, honra a una lógica escogida, bien sea analítica o bien sea dialéctica.

 B.P.T.: Perdone la interrupción, profesor… ¿Cuando usamos la expresión “objetivación”, usamos un sinónimo de comprobación, de verificación…?

•A.M.: En rigor, la categoría epistemológica “objetivación” es un tanto más compleja que otras como “verificación”, “comprobación”. Estas últimas son subsumidas virtuosamente por la primera. Verificar, comprobar, da cuenta más que todo al acto de carear el conocimiento que en la labor de investigar se fragua, con la expresión fáctica, específica, singular del objeto en sí (sea lo real o lo hominal); ello, como se puede advertir, es algo importantísimo para el conocimiento científico. Ah, pero ocurre que esa expresión fáctica, específica, singular del objeto en sí, puede llevar consigo cierto contenido falso, todo lo cual amerita acudir a la teoría calificada sobre las determinaciones que de tales factos, especificidades, singularidades, los contextos totales ejercen no flagrantemente. La categoría “objetivación” incluye, entonces, la acción de verificar en lo específico y también la acción de conciliar tal singularidad con las influencias determinativas que las totalidades ejercen sobre ésta. Esto último se ejecuta, como señalé, a punta de acudir a la teoría calificada. Objetivar es más complejo que verificar. Bien, Belén; pasemos pues a referir al resto de tipos de teoría; es decir, ideología y filosofía. En ninguna de éstas, es imprescindible la verificación; aún menos la objetivación. La ideología es un cuerpo de nociones sobre la realidad y la hominidad el cual se mueve a punta de cómo la acción propia del poder social, usualmente ubicada tras bastidores, ejerce presiones. La ideología no solo habita en los medios de comunicación masiva, en la escuela, en las iglesias, en los Estados; habita en el tejido mismo del lenguaje. No olvidemos que pensamos a punta de signos en cuyos cuerpos se hospedan -como diría el genial lingüista ruso Voloshinov, nacido en 1895- en las ideas y las emociones. Hay que decir que es la palabra, el signo más versátil y poderoso. Siguiendo a Voloshinov, los signos son la materia prima del psiquismo. Estos signos no andan realengos por el contexto del psiquismo, sino que andan organizados usualmente conforme a visiones sesgadas de lo real y de lo humano. Esto es lo que hay que comprender para calibrar lo que es la ideología en tanto tipo de teoría.
 Waldo Mongeri Berríos: Me permito interrumpir, profesor, para una pregunta puntual… ¿La ideología tiene que ser expresada por escrito, como lo hace la ciencia?

•A.M.: Amigo Waldo, su pregunta es oportuna. La ideología puede expresarse de todas las maneras imaginables. Es la teoría más desparramada, más circunstancialista, más oportunista, más omnipresente. Está compenetrada con el calor dialéctico de la práctica social, del ejercicio contradictorio del poder social. Puede expresarse por vía escrita, como ocurre en la prensa, en las redes sociales, en la publicidad o puede expresarse por vía oral en cualquier esquina de la calle o en cualquier parlamento legislativo. Puede expresarse por vía escrita en cualquier panfleto eclesiástico o político-circunstancial; o por vía oral en cualquier burdel, cárcel, club o templo religioso.

 Ana María Cuicas Solórzano: ¿Y la filosofía? ¿Cómo podemos ubicarla en medio de esos dos colosos del conocimiento…? Le confieso que siempre me ha interesado la filosofía...

• A.M.: ¡Cuán grato saber que le gusta la filosofía, Ana María! Bueno… le voy a decir algo que crea disgusto a no poca gente. Me explico… Está generalizada la noción ideológica de asignar a la filosofía un manto de misterio, de sobrenaturalidad, de genialidad, de rareza. Tal noción casi siempre lleva consigo la idea ¡harto ideológica y boba! de que la filosofía es un conocimiento solo para sabios o supra-inteligentes… Seguro estoy que usted ha oído decir que “la filosofía es la madre de la ciencia”…

 A.M.C.S.: Sí. Mil veces he oído eso. ¿Acaso no lo es? Me gustaría conocer su argumento para poner en duda tal adagio…
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• A.M.: En ocasiones puede brotar del trabajo creativo de alguien, razones para que éste considere que “la filosofía es la madre de la ciencia”, sobre todo cuando por vía experimental o ex post facto, se halla, por ejemplo, frente a diversas comprobaciones de una hipótesis formulada con seriedad en términos significativamente análogos aquí, allá y acullá. Si se presenta la necesidad de hacer generalizaciones (lo cual es lo deseable para toda incursión investigativa de cara a lograr cientificidad), no basta unir con simple pegamento esos resultados que dan cuenta del mismo cuño sobre el objeto. Necesario es, más bien, hacerse de una vía teórica, conceptual, filosófica sobre el objeto; ello de cara a verlo con la riqueza de lo total. Riqueza total que solo puede concebirse a punta de los aportes específicos. Vea usted, Ana María, cómo en el caso planteado, la filosofía es algo que se parece a esa curiosa expresión de “madre”. Ah, pero también la filosofía puede ser vista como “hija de la ciencia”. Sin empacho puedo decirle que yo veo, por ejemplo, al materialismo dialéctico-histórico –tan unido a la obra filosófica de Karl Marx- y a la teoría general de sistemas –tan unida a la obra filosófica de Karl Ludwig von Bertalanffy (filósofo estadounidense, 1901/1972- como “hijas de la ciencia”; hijas problemáticas, dialécticas de la ciencia…

 W.M.B. Pero… ¿en esa fe filosófica que usted nos expresa
en cuanto al materialismo dialéctico-histórico y a la teoría general de sistemas, no hay militancia ideológica; no hay sesgo ideológico?

• A.M.: Sin duda, Waldo. Hay militancia ideológica. No perdamos de vista que la presencia ideológica es avasallante, arrolladora. Hay ideología en estado contradictorio y dinámico en las manifestaciones de la filosofía y hasta en las manifestaciones de la ciencia. Es bueno que todos ustedes calibren la noción de que la filosofía es, a final de cuentas, la ideología expresada en tribunas ideológicamente calificadas en una sociedad dada, como “prestigiosas”; sean estas tribunas, personales, corporativas (editoriales, académicas, políticas, etc.)… Permítanme decir a todos aquí que si alguien graba esta sesión de conversación y la coloca en la Blockchain, pues puede que trascienda el estado ideológico y pase a la dimensión filosófica. Nadie tiene en su bolsillo un “filosofómetro” que establezca que esto o aquello es filosófico o no. No olviden que la objetivación es un rasgo de la ciencia; mas no de la filosofía, ¡menos de la ideología!

 W.M.B. Entonces, profesor… ¿No necesariamente toda ideología implica falsedad, encubrimiento?

• A.M.: Hay autores, como por ejemplo el filósofo venezolano Ludovico Silva (1937-1988), que ven en blanco y negro, el asunto que usted trae a colación. Consideran que toda ideología esconde la esencia de la realidad y de la hominidad, sobre todo la justicia social en tanto componente de lo último. Que no es posible que la ideología libere, devele. Que irremediablemente constituye la antinomia de la ciencia. También hay autores que admiten la posibilidad de que la ideología eventualmente abra puertas para la verdad y para la justicia social. El agudo filósofo checo Karel Kosík (1926-2003), por ejemplo, usa la categoría filosófica “seudo-concreción” para trabajar el tema de la ideología caracterizando la cosa como “un zigzag entre verdad y engaño”.

 Maritza Loureiros Quispe: Una pregunta puntual, profesor… ¿Puede usted traernos a colación una idea que nos oriente de manera general en relación a cómo la ciencia puede asumir el tema de la hominidad, teniendo en cuenta la diferencia que hay entre, por un lado, los enfoques científicos y por otro, los enfoques ideológicos e filosóficos?

• A.M.: Bien. En los planos ideológico y filosófico, usted puede abordar el tema hominal ¡como lo desee! También el tema de lo real. Perdone que use a continuación una expresión poco académica, aunque sí –y en mucho- ideológica: “¡A gusto del consumidor!”. Para el hacer filosófico y el hacer ideológico, no hay bridas metodológicas ni conceptuales. Es una labor abierta y desparramada, hija de las circunstancias que dialécticamente impone el poder. No así para el trabajo científico, cuyas alfa y omega son unitariamente, por un lado, la objetivación (vale decir, honra a la realidad objetiva, que es el objeto decidor de todos los objetos y de todo ese esfuerzo científico), y por otro, la coherencia (vale decir, honra a una lógica escogida para la investigación y la exposición). Claro… no es que física y matemáticamente –para decirlo de alguna manera- la ciencia está vacunada en contra de la propensión ideológica de encubrir el objeto; no; pero sin duda que logra contradictoria y dinámicamente trascender a través de la historia, tal acción falsificadora.

 M.L.Q.: Excusas por la interrupción, profesor… ¿Es en ese punto donde lo dialéctico hace presencia?

• A.M.: La contradicción y con ésta el cambio, para referir solo las dos bases de la dialéctica, están presentes tanto en el trabajo de hacer teoría, incluyendo –claro está- la ciencia, como en la realidad objetiva y la hominidad mismas. La dialéctica hace vida tanto en los objetos en sí (realidad objetiva y hominidad) como en la teoría que acerca de éstos se haga (sea científica, ideológica o filosófica). Claro, como cotidianamente la teoría y los objetos no están imbricados en términos de claridad, sino que hay pléyades de intermediarios que enrarecen la relación, entonces surge demasiado a menudo lo que el filósofo checo Zdenek Strmiska (s. XX) solía referir con una de las frases que lo hizo célebre en el eje Praga-París-Caracas; a saber: “La dialéctica confunde a menudo, lo oscuro con lo profundo” .

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NOTA:

  • La foto de la chica que aparece en ambos collages es tomada de Pixabay.
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Amigos del Proyecto Cervantes: ¡Agradecido!

MUY INTERESANTE

¡Abrazos!