Sobre "Escenarólogos" y Futurólogos en Venezuela

in venezuela •  7 years ago  (edited)

La incertidumbre nacional ha creado una nueva profesión, la del “escenarologo”. Los futurólogos son paradójicamente cosa del pasado y han existido siempre. Cada quien se imagina un escenario y profetiza sobre sus consecuencias. En este momento el favorito es adivinar que pasará en Venezuela con o sin Asamblea Constituyente.

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Para no errar vamos a anunciar con pompa que aquí nadie sabe lo que va a pasar. La razón de esta lapidaria afirmación es más pedestre de lo que nos imaginamos. Aquí tanto el gobierno como la oposición están navegando por instrumentos. Cada media hora cambia la meteorología y lo que era cierto pasa a no serlo con velocidad vertiginosa. Poner el piloto automático es, en consecuencia, lo menos riesgoso por el momento.

Es por esa razón por la cual este escribidor cuando se encuentra en la cola (en la del banco, en la del supermercado, en la de las empanadas) y me preguntan “¿Y cómo ves la cosa…?”, respondo con un retrechero “igualito que tu” En conclusión, la cosa no está para gurúes, ni para Mister Popó, ni para Julio Coco a quien le piden desde opiniones sobre la Constituyente, la casa por cárcel de Leopoldo, hasta recetas de cocina. La cosa está para evaluarla a la luz de lo que ocurre, con cierto grado de inercia y espontaneidad, cada media hora. Dicho de otra manera, la cosa está para Eudomar Santos, (cuando era juicioso y no le daba por insultar chavistas en videos) es decir, “como vaya viniendo vamos viendo…”

No nos avergoncemos, la historia y la realidad son caprichosas y testarudas en serlo. Nicolás Ceaceuscu no tenía plan B cuando convocó una manifestación de su propio partido frente al palacio presidencial para recibir la aclamación de sus seguidores y de repente se le metió la gente al edificio para apresarlo y fusilarlo en menos de 24 horas. María Antonieta escribió en su diario el 14 de julio de 1.789 “Que día tan aburrido aquí en Versalles”. Los bolcheviques se sorprendieron cuando unos cosacos fastidiados de montar guardia frente al Palacio de Invierno, fueron a decirles que habían contrariado las órdenes del propio Lenin y habían decidido por su cuenta tomarlo. Los venezolanos amanecimos de golpe el 24 de enero enterándonos que Pérez Jiménez se había ido con todos sus peroles, salvo una maleta, en la vaca sagrada cuando todo parecía indicar que se quedaría unos añitos más.

De manera que hoy, 27 de julio a las 10:47 am, no podemos profetizar si habrá o no Constituyente. No obstante, lo que si podemos decir con propiedad es que si la suspenden o realizan la elección chimba (que es la única que pueden hacer) las cosas van a variar poco.
¿Variarán poco? Si. Porque la Constituyente es, como diría el TSJ de la muerte de Chávez, un tema “sobrevenido”. Un invento de Maduro en su huida hacia adelante cuando sus gobernadores le pillan negociando con la oposición para hacer las elecciones regionales y quedarse el hasta el 2018. La Constituyente no estaba en el horizonte cuando millones de venezolanos salimos a rechazar con el apoyo de la Comunidad Internacional decente, la sentencia del TSJ que anulaba a la AN. En ese entonces tomamos la calle a pedir:

  1. Respeto a la Asamblea Nacional
  2. Libertad de los presos políticos
  3. Un canal humanitario y
  4. Elecciones generales.
    De manera que si hay o no hay Constituyente los ciudadanos seguiremos en las calles hasta cumplir esos objetivos.

No vale la pena entonces profetizar que pasará o no pasará. ¿Iremos a una sociedad encarcelada como la cubana? ¿Será la Constituyente lo que fue para Fujimori la disolución del Congreso, su puntilla final?
Nadie puede responder con propiedad esa pregunta. Es más, me parece ocioso preocuparnos por lo que va a ocurrir.
Habrá cosas que nos escaparán al común de los mortales y que de seguro ni siquiera están en la cabeza aun de quienes protagonizarán los acuerdos o los desenlaces finales. Habrá cosas que no podremos decidir.

Hay solo una cosa de lo que somos dueños. De nuestra agenda personal. Somos libres para escribir en ella lo que debemos o podemos hacer. Allí no hay interferencias más que de nuestra voluntad y hoy, lo que tenemos que hacer es seguir en la calle. Seguir movilizados sin pretender que en la noche tendremos todos resuelto a nuestro gusto. Si así es. Bienvenida sea la victoria y celebremos. Si no es así, a levantarnos al día siguiente y a volver a poner en la agenda la calle y la lucha. De eso si somos dueños y eso es lo que ha obrado prodigios. Eso es lo que mantiene al gobierno arrinconado aquí y a nivel internacional. ¿Entonces para que vamos a inventar el agua tibia y para que vamos a torturarnos con profecías?
Nos vemos en la calle.

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