EL CONDUCTOR DE MI VIDA

in venezuela •  7 years ago 

EL CONDUCTOR DE MI VIDA


Recuerdo lo segura que me sentía de mi misma, realmente me estaba orgullosa de mi capacidad para conducir bien mi automóvil y de la misma manera que muy bien conducía mi propia vida.

Yo decidía mi destino y el camino que debía tomar para alcanzar lo que quería, me encantaban esos momentos y esas horas por la carretera observando cómo el Sol se ponía y ocultaba; disfrutaba sentir la brisa acariciándome al sacar mi cabeza sin mirar el peligro, era fascinante poder ir adonde se me antojara en cualquier momento y donde me lo propusiera sin medidas.

Me sentía dueña de mi propia vida y era capaz de disfrutarla plenamente sin límites y sin nadie que me dijera que hacer, por eso siempre procuraba hacer lo que quería para pasarla de lo mejor posible.

Claro que también pasé por muchas cosas difíciles, muchos tramos de camino solitarios y oscuros en la terrible noche y eso me asustaba y aun así seguía sin detenerme; en ocasiones tuve que pisar muchos baches para localizar una avería de mi auto y otras veces tuve que cambiar una llanta bajo un terrible Sol y en otras ocaciones una fuerte lluvia torrencial me abrazaba y aún así, todo lo lograba aunque me enfermara.

Pasé por momentos de miedos, decepciones, sufrimientos, confusión y contrariedad en los que no me quedó de otra, y tuve que retroceder mi auto al darme cuenta que había tomado un camino feo y sin salida.

Estar sola no siempre era bailar, leer, ver tv, cantar y reir, pero de alguna manera siempre me las arreglaba para no hacer caso de esos pequeños incidentes desafortunados a los que me enfrentaba y que me hacían llorar y sentirme muy mal; y con todo y eso, yo decidía volver a salir en busca de aventuras y diversión.

Hasta que un día por el camino te encontré, al principio tuve un poco de desconfianza y dudas al verte, con tus dedos me diste una señal que me detuviera y te llevara, aun con dudas me detuve y te subiste a mi auto, me saludaste cordialmente; te pregunté a dónde ibas, y respondiste con mucha tranquilidad: "A donde vayas tú", Me sorprendio mucho tu respuesta, pero aun así no la tomé en serio ni en cuenta.

Al poco rato de recorrer el camino entablamos una hermosa conversación y empezó a nacer una bella amistad entre tu y yo, y estabas pendiente de mirar el mapa e indicarme la ruta cuando me había perdido en el camino. No se cómo, pero te conocías todos los caminos por donde iba también estabas presente cuando llegaba la oscuridad, y en los largos viajes nocturnos allí siempre estabas, me dabas la mano cuando tenía miedo para aliviarme si me sentía que estaba sola. No se por qué, pero tu presencia siempre me hacía luz en mi oscuridad y compañía en mi soledad.

Muchas veces por error yo caía en una zanja, me molestaba mucho y me irritaba, y tu con tu gran paciencia me calmabas y guiabas para volver al camino, y me animabas e incluso me empujabas a seguir adelante cuando el cansancio, la fatiga o el tedio se adueñaban de mi.

No me explico como, pero entendías cuando estaba triste, cuando me sentía sin aliento y aunque muchas veces me habías advertido de los errores, nunca te oí decir: "Te lo dije", aunque si un "no importa, sigue hacia adelante".

Cuando neciamente yo discutia contigo, y te confrontaba diciéndote que te alejaras de mi vida, que no te quería a mi lado, tú me abrazabas, me perdonabas y me decías tiernamente: "tranquila, aquí siempre voy a estar"; no puedo explicarme, pero me seguiste amando y creyendo en mí a pesar de como me portaba contigo, y muchas veces me empeñaba en seguir conduciendo mi auto sin hacerte caso, sin oirte decirme: "dejame conducir". Recuerdo cuando te dije: "este es mi auto", y aunque yo agradecía tus consejos e instrucciones, pero la decisión final siempre eran las mías, porque yo decidía ir por el camino que quería y volvía a decirte: "esa es mi vida".

Y así fuimos recorriendo muchos cientos de kilómetros y yo todavía de necia insistía en seguir conduciendo y no hacía caso de tus ofrecimientos para que te dejara conducir a ti, y yo poder descansar; hasta que un mal día, por mis malas decisiones, agotamiento e impericia, alcancé a destruir mi auto.

Me quedé triste y desconsolada, por la destartalada forma de como había quedado mi apreciado automóvil, y me decía a mi misma: "¡oh no! El auto de mis sueños quedó destrozado e inservible, mi vida ya no será igual"; y fue entonces cuando decidí entregarte las llaves de mi auto y con una gran sonrisa de alivio y alegría la aceptaste; y con mucha paciencia empezaste a hacer las reparaciones de rigor; y conversamos de los errores que yo había cometido a lo largo del camino, de mis fallas que hicieron que me estrellara y fue así que en poco tiempo, mi carro quedó como nuevo y continuamos el largo viaje, ahora eras tú el conductor de mi auto y yo la pasajera.

Tu conducías y yo muchas veces te decía: "Oye ese no es el camino", y te gritaba tratando de agarrar el volante y forcejeaba contigo para yo tomar el control del vehículo. Y volvía a decirte: "¿Qué haces? Yo creía que habíamos acordado ir en aquella dirección"; de inmediato frenabas y con paciencia y ternura esperabas a que dejara de luchar por recuperar el control y te volvías hacia mí y me decías con la ternura de un padre, que explica algo a su hija para que entienda que esta mal lo que está haciendo, y me decías: "Ten fe en mí, yo sé lo que hago, déjame conducir". A regañadientes te dejaba y me tranquilizaba un poco, y aunque iba muy molesta, de pronto me quedaba muy claro que sabías muy bien a dónde me llevabas, y empecé a respetarte y a dejarme llevar.

Pero, el encanto me duraba poco y olvidaba esa enseñanza e intentaba de nuevo tomar el control del automóvil; recuerdo que pasábamos por muchos lugares que me parecían divertidos, donde las personas gozaban y yo me quejaba y te decía: ¿Por qué no paraste allí? Tú me sonreías y me decías: "Confía en mí, mas adelante te ofreceré algo mucho mejor y sin peligros ni riesgos". Y era cierto, siempre más adelante había algo mucho mejor, algo que jamás yo había pensado que fuera posible de existir y también me divertía y mucho.

Al pasar el tiempo, me acostumbré a que condujeras tú y aprendí a quedarme quieta y a morderme la lengua cuando tus caminos eran contrarios a los que yo quería ir y me obligabas a esperar con paciencia hasta la próxima curva y era justo alli cuando me revelabas la sorpresa oculta tras tu misteriosa sonrisa.

y asi las equivocaciones de la carretera se volvieron cosa del pasado y nunca mas volví a recordarlas, al igual que mi insistente busqueda de aventuras y peligros, que no veía por estar sumergida en la felicidad virtual y emociones falsas. Y ya contigo al volante siempre la pasé muy bien, me fui acostumbrando a ti y confiar plenamente en tus enseñanzas y orientaciones.

Pero, eso no quiere decir que no hubieran momentos de tristezas y desconsuelos en mí, como cuando me llevabas por caminos desiertos y polvorientos y estábamos solos los dos durante kilómetros de carreteras extrañas, feas, tristes y sin nadie alrededor. Pero, aún así en esos caminos solitarios y desiertos también me mostrabas los paisajes más impresionantes y majestuosos que yo nunca antes habia visto en de toda mi vida.

Y fuimos recorriéndolos todos uno a uno, ¡ah! y también hubo ocasiones en que elegiste caminos que conducían a lugares que siempre me dieron miedo recorrer, montañas y caminos horribles adonde no llegaba el Sol ni la Luna, y no se si te dabas cuenta pero calladamente me quejaba y me revelaba y enfurecía ante tu "alocada" decisión de ir por esos caminos que tanto miedo me daban, hasta que te preguntaba: "¿Por qué vamos por aquí? Me molestaba que me respondieras con una pregunta: ¿Alguna vez te he fallado? Y con odiosa serenidad me decías: "tranquila, confía en mí". Y lo mejor es que cuando me obligabas a estar tranquila y a confiar, siempre yo encontraba fuerzas y un valor desconocido que ni yo misma sabía que lo tenía.

y desde el día en que tomaste el volante de mi auto, he ido a lugares inimaginables donde existe la plena felicidad y mucha alegría, algo que nunca habia encontrado antes, he experimentado cosas que jamás supe que exitían, hubieron aventuras y emociones buenas de verdad, con una inmensa felicidad y un amor sin medida.

Gracias, tenías toda la razón del mundo. Jamás me arrepentiré de haberte entregado las llaves de mi auto y pasar la vida contigo al volante.


Gracias Jehová por ser


EL CONDUCTOR DE MI VIDA



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Impresionante narrativa, parece un cuento que no deseaba se acabara, pero esperaba el final para conocer el desenlace. Felicitaciones Leivis, Dios es el Mejor...

Gracias José, Dios no solo es el mejor es lo máximo Saludos.

wow amiga excelente post.. sin duda el es el nuestro conductor e lavida y no debemos apartarnos de el. te felicito por tan espectacular escrito. un abrazo.

Gracias Luis, así es nunca debemos estar lejos de nuestro conductor y confiar plenamente en él. Saludos

Excelente publicación @leivisveliz . Te felicito por tu fe.

Gracias amiga saludos

Tarde pero seguro, por favor verificar si no estoy dormida ;)

Excelente post, de verdad que si. Muchas veces queremos hacer las cosas de la manera que uno quiere porque es nuestra vida y no prestamos atención a las grandes cosas que nuestro Dios tiene para nosotros o pone en nuestro camino.

totalmente Yordin de acuerdo, a veces somos unos necios y creemos que podemos hacer las cosas solos, sin mirar que tenemos un excelente guia, saludos

You are writing celarly and impressively. I am glad to read you. Thanks

Thank you very much for your comment greetings

you're wolcome it's pleasure that reaiding you.

Que maravilloso conductor, que sabe nuestro camino, nadie tiene mejor guia. Muchas veces como tu escribes queremos quitarle el volante y chocamos con pizarras que nos enseñan una y otra vez que debemos confiar plenamente en Dios Nuestro Señor. Gracias

Así es Syllem, tenemos un maravilloso conductor que nos llevara por el mejor camino.

Muy hermoso tu post. La creencia en un Ser Divino, que nos ama a pesar de nuestros defectos nos ayuda a sobreponernos a esos problemas que siempre van a existir. Saludos y mil bendiciones.

Dios siempre estará allí cuando lo necesitemos .Gracias amiga por tu comentario.

Aveces nos empeñamos en hacer todo por nuestra propia voluntad, sin consultar a nadie, somos muy necios diría yo. Pero que lastima que conocemos a Dios justo cuando estamos en el foso, pero a él no le molesta sacarnos de allí y mostrarnos su grandeza. Nos reconforta el alma, nos llena el espíritu y alegra nuestros corazones. Gracias Señor por estar allí a nuestro lado siempre, permite que otros vean tu rostro a tiempo y derrama tu bendición en ellos. Feliz Tarde.

Dejarse llevar por semejante conductor es confiar en la mayor expresión de amor, es cuestión de fe....y quien está con él, no tiene rival. Disfruta el camino que el llevará el control si te dejas guiar. Mu buena tu metáfora, disfrute la lectura. Agradecida con cada linea.

Muy bonita publicacion, que demuestra gran devocion y confianza! Felicidades!

Gracias Miguel, así es tengo plena confianza y mucha fé en mi conductor porque se que me lleva por el mejor camino.