San Juan de los Morros.- Debo confesar que frecuentemente me he sentido violado, y hasta ultrajado, lo cual genera indignación y decepción, caldo de cultivo para otras actitudes. Presumo que este país está lleno de gente violada o que se siente violada.
Violado me siento una vez al mes, cuando coincido con los pensionados. Bancos del estado como Bicentenario y Venezuela son violadores mayores. Humillado y cansado soporto esta violación por un efectivo que no es nada efectivo.
Ultrajado me siento de lunes a viernes cuando intento abordar una unidad de transporte público. Apretujado siento a alguien tras de mí. Ya no uso cartera, no me preocupan los ladrones, pero si la viejita que se pudiera aprovechar de mi.
Me violan en mi trabajo quincenalmente cuando me enfrento a un recibo de cobro que marca la cantidad de 309 mil bolívares, luego de años prestando servicio y a poco tiempo de jubilarme. Esta violación genera otra violada, pues ese dinero nunca lo podré ver, a menos que vaya 31 veces al banquito bicentenario para retirar 10 bolívares diarios. Es decir, necesitaría mes y medio de violaciones continuas para ver mi salario, carajo, ni que fuera tan pervertido.
Luego de caminar más que morrocoy chiquito, en búsqueda del mejor precio, que termina siendo des-precio, me ultrajan, pues descubro que con mi salario no puedo comprar ni un producto de la cesta básica.
Me violan con el Clap al obligarme a comprar una bolsa con sobreprecio y condicionada. La violación es tutoriada, pues cuando pretendes denunciar al violador, lo encuentro sentado al lado de “la autoridad”.
Me viola Cantv cuando interrumpe el ABA que pago religiosamente. Me viola Movilnet que me deja sin señal hasta un mes. Me viola el cable que interrumpe permanentemente la señal. Violan mi salud en los antros llamados hospitales. Me viola el hampa con uniforme y sin uniforme. Me viola hasta un camión del aseo urbano, al cual extraño, la ultima violada fue en diciembre, no los he vuelto a ver.
Hasta el tipo que vende yuca ha intentado violarme con el punto de venta, afortunadamente ese día corrí. Descubrí que soy un sobreviviente, PERO VIOLADO.
Orlando Medina Bencomo