Dr. Manuel R. Elizeche, médico psiquiatra / ABC Color
Es una extraña desazón interior, mezcla de miedo inconsciente, incertidumbre, desvalimiento que le acomete a uno en circunstancias que vive como amenazante para sí mismo. La angustia se acompaña de molestias corporales: inquietud motora, opresión torácica, palpitaciones, temblor, sequedad de boca, vómitos, diarrea, insomnio, sudoración profusa.
A los síntomas mencionados los denomina como estados de ansiedad. Pero, la angustia es transitoria, explosiva; la ansiedad en cambio comporta una predisposición duradera, Mientras la angustia permanece anclada en su presente agónico, la ansiedad se dirige al futuro.
A diferencia del miedo, que es percibido como una amenaza real, externa y definida, la angustia surge de la propia intimidad vaga y obscura, como algo que en pone en peligro la intimidad del ser. También es diferente el despertar que es una activación fisiológica y del estrés, que es una respuesta inespecífica del organismo a un estímulo que demanda un esfuerzo adaptativo.
En un sentido prospectivo, tenemos que hablar de una angustia existencial, es la angustia que acomete a uno cada ves que pues a ejercer su libertad tiene que optar por un camino u otro. De aquí a las angustias propias de todo humano vivir no hay sino un paso. La angustia es el precio de la libertad según Kierkegar. La angustia constituye el síntoma axial de todas las neurosis. De la angustia derivan otra vez como defensa de la misma angustia otros síntomas como: las fobias, las dudas obsesivos compulsivos, las somatizaciones con síntomas y signos corporales, la pérdida súbita y breve del conocimiento, lo que el vulgo llama ataques de nervios. El aburrimiento y el hastío suelen implicar situaciones angustiosas leves y transitorias.
Por el contrario, cuando la angustia se intensifica puede dar lugar a estos cuadros clínicos: el pánico, sensación que algo terrible o mortal está por ocurrir, o la despersonalización que es un sentimiento de extrañeza frente al mundo circundante y al propio cuerpo. El sujeto despersonalizado se siente fuera del tiempo cronológico, envuelto en una atmósfera espesa de la que no puede salir. Una faceta de la angustia es la distraibilidad, que es no poder concentrar su atención sobre una cosa determinada.
La angustia es frecuente al inicio de la esquizofrenia, o al suprimir de ciertas substancias del adicto a drogas; o en los estados depresivos, especialmente en la depresión ansiosa.
Hay que diferenciar la angustia de la taquicardia paroxística, de la angina de pecho o del hipertiroidismo.
Cuando los síntomas de la angustia aparecen hay que recurrir al especialista. Es lo mejor que uno puede hacer.
23 de Enero de 2009
| COMENTARIO MEDICO
Excelente Post, saludos.
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Hola, materialesps muy buena tu informacion para difernciar entre angustia,ansiedade y miedo. feliz tarde
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Muy cierta la información y un final reflexivo importante.
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