En medio de la situación actual, caracterizada por el agite, la rapidez, la inmediatez y los resultados a corto plazo, la paciencia parece ser una virtud o un valor en franca decadencia. con esto quiero decir, que la las actitudes violentas, el estrés, las ulceras gástricas y otras enfermedades psicosomáticas, son consecuencia de una vida cargada de intolerancia, angustia y de no saber enfrentar la vida con sus altibajos y sacar partido a cada una de las situaciones que se presentan a diario.
Hace poco, en una noticia referida a la visita del Papa Francisco a Perú, se señalaba que frente a las situaciones de la vida, la contraseña era preguntarse ¿Qué haría Jesús?, es decir, frente a las decisiones de actuar, pensar y decir, deberíamos preguntarnos ¿qué haría Jesús en mi lugar?.
Esto resulta conveniente, en el caso de la paciencia. Frente a una respuesta de violencia o de agresión que nos provoque las situaciones de la vida, podríamos probar con: ¿y que haría Jesús?; te aseguro, que tu actitud y tu respuesta cambiaría. Es más, creo que eso de contar hasta diez y respirar no sería necesario