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Regreso al Halo (parte 1)
―¿Hace cuánto pasó todo? ―dijo Ingmar, mientras avanzaba por el campo de escombros, sorteando las diminutas partículas, que en su campo visual, eran señaladas por su sensor de seguimiento de objetos en movimiento, un accesorio que sólo tenían los cuerpos de militares y pilotos civiles autorizados.
―Ya han pasado ochocientos treinta años ―respondió Boris, mientras, al igual que su compañero, se dedicaba a esquivar escombros, mientras ambos avanzaban en dirección de los restos, parcialmente calcinados, de una gran fragata clase Titán ―. ¿Sabías que todo empezó tal como ahora?.
―¿Qué significa eso? ―preguntó.
―Que todo empezó, con los tripulantes de la nave exploradora Helios, revisando los restos de la flota Andrómeda dos, de ahí en adelante todo fue de mal a peor ―respondió Boris.
Entraron en el casco de la fragata a través de una fractura, cercana al puente de mando, justo donde cientos de años atrás, el impacto de un proyectil de plasma, perforó el blindaje electromagnético y causó la descompresión de la nave, obligando a la tripulación a acelerar su evacuación.
―En esa dirección está el puente ―dijo Boris, mientras en su campo visual se indicaba la presencia de varios objetos que flotaban en el pasillo, al que había accedido, entorpeciendo la visibilidad, al mismo tiempo que la ruta, a través de ellos, le era señalada por un vector.
―Te sigo ―respondió Ingmar.
Flotaron impulsados por pequeñas explosiones de gas, que eran eyectadas de los propelentes de sus piernas, brazos y torso, siguiendo la dirección señalada por el vector de direccionamiento. Tras atravesar el pasillo, se encontraron en el puente, los cuerpos momificados del capitán y dos de los tripulantes, permanecían aferrados a sus asientos por los cinturones.
―Ellos son el capitán Leopoldo Ivanov, la teniente Bianca Chung y el alférez Robert Simon, fueron los últimos en la nave, se quedaron a mantener el fuego sobre el enemigo y la estabilidad de la nave, mientras el resto de la tripulación evacuaba ―comentó Boris, mientras detenía su impulso, justo sobre el asiento del capitán.
―Yo descargaré la información de la computadora, mientras tu levantas el cuerpo de capitán, luego ambos levantaremos los de la teniente y el alférez ―dijo Ingmar sombrío―. ¿Te parece bien?
―Sí, de acuerdo.
Ingmar flotó hasta la estación de pilotaje de la nave, donde estaba situado el alférez Simon, y se apoyó en el panel, sujetándose con una mano, mientras de la muñeca de su otro brazo, un conector se proyectó y viajo en dirección a un puerto en el panel, luego de lo cual el tablero se iluminó cobrando vida.
Mientras tanto, Boris, con el mayor cuidado posible desabrochaba el cuerpo del capitán de su asiento y desplegaba una funda para transportarlo, luego con delicadeza procedió a rodearlo con la película de la funda, para luego activar el control de ajuste, la funda se adaptaría al cuerpo y le enderezaría su posición dejándolo completamente recto, como si estuviese recostado en una superficie firme.
Luego de terminar de descargar la información de la computadora y de recuperar los cuerpos, ambos se dirigieron de vuelta a su nave, situada a pocos kilómetros de la malograda fragata.
Entraron a través de la compuerta de la bahía de carga, la cual había dejado abierta, introdujeron los cuerpos de los oficiales en tres de los dieciséis compartimientos, de una suerte de panal que ocupaba casi la mitad del espacio de carga de la nave y luego cerraron la compuerta.
―Reencontrémonos ahora con la Apolo, estos tres oficiales ya podrán regresar a sus hogares, para que reciban un servicio honorable ―dijo Boris.
―Lo más lamentable de todo esto, es que no sabemos si puede suceder nuevamente ―comentó Ingmar
La nave de recuperación activó su motor de impulso espacio temporal, acelerando a 200 kc. Luego de varias horas de viaje, salieron de impulso a varios cientos de kilómetros de la estación GB01, donde se encontraba la Sexta Flota de Apolo, resguardando el puente al territorio Inu, en el brazo exterior. Frente a ellos, vieron como cientos de destellos rodeaban a la flota, mientras del interior de uno de los acorazados grandes llamaradas, parecía emerger por indistinguibles aberturas.
―¿¡Qué demonios ocurre!? ―exclamó Ingmar. Mientras una señal de emergencia entró a través de la banda cuántica, apenas frenaron el impulso.
“Atención a todas las tropas asignadas al brazo exterior, la estación GB01, se encuentra bajo ataque, de momento hemos logrado repeler a los enemigos sin bajas del personal, hemos perdido un acorazado y quince cazas, requerimos refuerzos”.
―Se está repitiendo ―comentó Boris.
English
Return to the Halo (part 1)
-How long ago did it all happen, -said Ingmar, as he walked through the field of debris, dodging the tiny particles, which in his field of vision, were signaled by his moving object tracking sensor, an accessory that only the military corps and authorized civilian pilots had.
-Eight hundred and thirty years have gone by, - replied Boris, while, like his partner, he was busy dodging debris, as both of them advanced in the direction of the partially charred remains of a large Titan class frigate-. Did you know that everything started just as it does now?
-What does that mean?
-That it all started with the crew of the explorer ship Helios, checking the wreckage of the Andromeda Two fleet, and from then on everything went from bad to worse - answered Boris.
They entered the frigate's hull through a fracture, near the bridge, just where hundreds of years ago, the impact of a plasma projectile pierced the electromagnetic shielding and caused the ship's decompression, forcing the crew to speed up their evacuation.
-The bridge is in that direction - said Boris, while his visual field indicated the presence of several objects floating in the corridor, which he had entered, hindering visibility, while the route through them was indicated to him by a vector.
-I'm following you, - answered Ingmar.
They floated, driven by small gas explosions, which were ejected from the propellants in his legs, arms and torso, following the direction indicated by the direction vector. After crossing the corridor, the mummified bodies of the captain and two of the crew members were found on the bridge, clinging to their seats by their belts.
-They are Captain Leopoldo Ivanov, Lieutenant Bianca Chung and Ensign Robert Simon, were the last ones in the ship, they stayed to keep the fire on the enemy and the stability of the ship, while the rest of the crew evacuated - commented Boris, while he stopped his momentum, right on the captain's seat.
-I'll download the information from the computer, while you lift the captain's body, then we'll both lift the lieutenant's and the ensign's, -said Ingmar somberly-. Is that all right?
-Yes, I agree.
Ingmar floated to the ship's cockpit, where Ensign Simon was located, and leaned against the panel, holding on with one hand, while from the wrist of his other arm, a connector projected and traveled in the direction of a port on the panel, after which the board lit up and came to life.
Meanwhile, Boris, with the greatest possible care, unbuttoned the captain's body from his seat and unfolded a cover to carry him, then gently proceeded to surround him with the cover film, and then activate the adjustment control, the cover would adapt to the body and straighten his position, leaving him completely straight, as if he were lying on a firm surface.
After finishing downloading the information from the computer and retrieving the bodies, the two men headed back to their ship, located a few miles from the ill-fated frigate.
They entered through the cargo bay door, which they had left open, introduced the bodies of the officers into three of the sixteen compartments, a sort of honeycomb that occupied almost half the ship's cargo space, and then closed the door.
-Now let us meet again with the Apollo, these three officers can go back home, so that they can receive an honorable service, -Boris said.
-The saddest part of all this is that we don't know if it can happen again, - commented Ingmar
The recovery ship activated its space-time impulse engine, accelerating to 200 kc. After several hours of travel, they left on impulse several hundred kilometers from GB01 station, where the Sixth Fleet of Apollo was located, guarding the bridge to the Inu territory, on the outer arm. In front of them, they saw how hundreds of flashes surrounded the fleet, while from the interior of one of the large battleships, it seemed to emerge through indistinguishable openings.
-What the hell is going on? -exlaimed Ingmar. As an emergency signal came through the quantum band, they barely stopped the momentum.
"Attention to all troops assigned to the outer arm, the GB01 station, is under attack, for the moment we have managed to repel the enemy without casualties of personnel, we have lost one battleship and fifteen fighters, we require reinforcements".
-It is repeating itself, -commented Boris.
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