¿Por qué no me dejas pagar mi desayuno? (Historia Real)

in writing •  7 years ago  (edited)

   Hace unos días mi madre experimentó un episodio que le hizo recordar una pequeña parte de su adolescencia, su hermana que vive en otro Estado la llamo como lo hace casi todas las semanas para ponerla al día de los últimos acontecimientos, no ha ocurrido nada para recalcar, todo parece tranquilo y sin sobresaltos, ya cuando están a punto de despedirse mi tía le cuenta una breve anécdota que ocurrió en su trabajo, una de sus compañeras se sentía realmente incomoda con una situación que le estaba ocurriendo, todos los días religiosamente y con increíble puntualidad unos amigos cercanos a la casa de su compañera se acercaban a la oficina donde trabajan tanto mi tía como su compañera para hacerle llegar a esta ultima un envase con comida, un almuerzo para una persona, en perfecto estado, muy bien preparado como si de una ocasión especial se tratara, esto comenzó hace ya algunos meses, al principio la señora lo vio de manera curiosa pero actualmente la situación económica en nuestro país, Venezuela es muy grave, al punto de que incluso preparara un almuerzo extra requiere un gran sacrificio, por ello, la compañera de mi tía no concebía este hecho, se le hacia muy incomodo el aceptar que todos los días se le hiciera llegar el almuerzo de otra persona de clase media, que no era adinerada como para darse esa clase de lujos y la cual se negaba rotundamente a dejar de hacerle llegar el almuerzo.  

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   Una vez terminaron de hablar mi madre sintió la necesidad de contar lo que acababa de escuchar, yo era el que se encontraba con ella en la casa para el momento, y comenzó a narrar con detalle la historia que acababa de escuchar, pero al llegar al final hizo una pequeña pausa, como si estuviese recordando algo, y efectivamente así era, me dijo “es exactamente la misma situación” yo no entendía a que se refería, ¿qué situación era tan parecida? ¿Qué recuerdo le había llegado a la mente?, esas eran las preguntas que venían a mi mente en aquel momento. Tras unos pocos segundos de silencio total mi madre procedió a contarme su historia.  

   Tuvo que remontarse a sus tiempos en la escuela secundaria para comenzar su relato, mi madre paso gran parte de su juventud en su tierra natal, la isla de Margarita en el Estado Nueva Esparta, natural de la Capital, La Asunción, mi madre creció empapada de las tradiciones que acompañaban a los capitalinos, para aquella época había muy pocos recintos que impartieran educación media en todo el Estado, entre ellos, uno de los mas famosos era el popular “Liceo Dr. Francisco Antonio Risquez” o como se conocía popularmente, simplemente “El Risquez”, debido a la poca cantidad de opciones en donde se pudiera estudiar, por lo general, los mismos eran muy concurridos, una gran cantidad de jóvenes de todas partes de la isla se concentraban en los mismos y por su puesto, el Risquez no sería la excepción, allí estudio mi madre junto con una de sus hermanas menores, mi madre es la mayor de cinco hermanos, pero para ese momento, solo ella y su primera hermana tenían la edad para cursas estudios secundarios. 

   Desde que empezara su andar en El Risquez, mi madre se encontró con una situación que le resultaba bastante incomoda, el recinto contaba con un quiosco donde se vendía alimentos para que los jóvenes desayunaran desde tempranas horas, entre ellos el más popular de todos eran las famosas empanadas, un desayuno típico de los venezolanos, en este quiosco trabajaba una vieja conocida de mi mama, era la madre de una compañera que estudio con mi madre desde el preescolar, por ende, se conocían desde hace mucho tiempo y se tenían mucho cariño, todos le compraban empanadas a esa señora, pero cada vez que mi mama le pedía una para desayunar ocurría un hecho bastante atípico, la señora hacia una empanada muy grande y totalmente rellena de los mejores ingredientes, algo verdaderamente espectacular al lado de las demás, y no conforme con esto, nunca le cobraba a mi mamá, esto hacia que ella se sintiera muy incómoda, todos sus compañeros pagaban sus respectivas empanadas cuando iban a comprar, por que ella no? Además, por muy amigas que fueran, ese era su trabajo y estaba realizando un gasto extra con mi madre, durante mucho tiempo mi mama le insistió en pagar lo que consumía, pero la dueña del quiosco nunca aceptó, y cuando su hermana empezó sus estudios en el lugar tampoco permitió que le pagaran ni una sola vez. Tanto era la incomodidad que sentía mi madre, que decidió ayudarla a mantener su negocio, la ayudaba a preparar algunas empanadas y de vez en cuando atendía a los estudiantes, de esta manera sentía que al menos se estaba ganando su desayuno y no le estaba robando a su propia amiga.  

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   Pasaron los años y todo continuo igual, en sus cinco años de educación media, mi madre nunca pago una empanada, ni ella, ni ninguna de sus hermanas ni su hermano el menos de todos. Muchos años después ocurrió el lamentable fallecimiento de mi abuelo, el padre de mi mamá , mi abuelo era muy conocido en toda la ciudad, debido a su forma de ser, era realmente respetado y apreciado por todos, esto se vio reflejado el día de su funeral, siempre recordaré las palabras de mi abuela años después “En todos mis años, nunca he visto un velorio con tanta gente como el de tu abuelo”, como era de esperarse, aquella señora que venida empanadas fue para el velorio a dar sus condolencias con mi madre y con toda la familia, entre tantos sentimientos encontrados de lo que significa estar en el velorio de un familiar tan querido como es un abuelo, o en el caso de mi madre, su padre, es muy común sonreír al ver un viejo amigo con el cual tienes tiempo sin conversar, pero es inevitable que este sentimiento se vea opacado por la tristeza.    

    Cuando mi madre observó que su amiga del quiosco había llegado quiso acercarse a saludarla, la señora estaba acompañada de su hermana y se encontraban conversando con mi abuela, cuando mi mama logro acercarse, pudo escuchar que la hermana de su amiga le estaba comentando a mi abuela sobre el día que falleció su madre, así como le comentó que ellos no tenían muchos recursos económicos por lo cual se les hacia imposible pagar todo lo que significaba un velorio, desde la urna hasta el lugar en el cementerio para el cuerpo, aquella mujer hizo énfasis en como lograron conseguir el dinero para ello, nada mas y nada menos que mi abuelo, para ese momento con apenas 17 años, mi abuelo se aventuró por todo el pueblo realizando una campaña de recolección de fondos para lograr reunir el dinero y así poder costear la urna de la madre de la señora, con increíble rapidez, mi abuelo logró reunir el dinero suficiente y se lo entregó a sus amigas para que pudieran comprar todo lo que hacia falta, todo esto se lo contaba la hermana de la señora a mi abuela, pero la dueña del quiosco no había pronunciado ni una palabra, como si ella hubiera querido mantener aquella verdad en secreto.   

   Una vez su hermana había terminado el relato, la señora del quiosco y miro a mi madre directo a los ojos, con lagrimas en los ojos le dijo que su padre era un gran hombre, de corazón muy noble, y posteriormente, como si le estuviera leyendo el pensamiento le dijo: “era por eso” casi 30 años después mi madre había descubierto la razón por la cual nunca tuvo que pagar ni una sola empanada en su época en la educación secundaria, aquella señora le estaba devolviendo el favor a mi abuelo, el las ayudo a ella y su familia en un momento de terrible necesidad, entonces ella decidió que a sus hijas nunca les faltaría de comer mientras ella estuviera trabajando en El Risquez, de la manera mas inesperada mi madre descubrió aquella misteriosa razón, obviamente en aquel momento no fue de gran relevancia debido a la carga emotiva que estaba padeciendo mi madre, sin embargo, aquel recuerdo le quedo grabado para siempre.   

    Al terminar su historia mi madre no dijo nada más, simplemente, al igual que yo, en aquel increíble hecho del cual yo me estaba enterando, la historia tenia cierta similitud con lo que estaba atravesando la amiga de mi tía, ¿quién sabe? Tal vez es una situación similar, tal vez alguien le esta pagando el favor a los padres de aquella compañera mediante un plato de comida diario.   

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Excelente historia Sr. Malaver!! me agrada mucho verlo por aquí.

Puedo decir lo mismo! Que bueno verlo por estos lados, nos estamos leyendo!