Hacer amigos no es sencillo y conservarlos requiere de mucho cuidado, cariño y comprensión pero una vez que llamamos a alguien “amigo” sabemos que por siempre ocupará un espacio en nuestro corazón.
Un mejor amigo es un confidente, un poco cómplice y lo más parecido a un hermano, un hijo quizas por lo cual nuestros lazos son más fuertes de lo que la mayoría podría imaginar sin embargo, una vez que la muerte nos separa nos deja un vacío imposible de llenar.
Pedimos a Dios por su Descanso Eterno. Vuela Alto LEONARDO EMMANUEL CAMARGO
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