Hablando de: postmodernismo como metarrelato del neoliberalismo; del neoliberalismo como propuesta de desarrollo económico (el mito de la modernidad capitalista eurocentrica), del individuo como categoría metafísica del mismo; de la farándula como premisa mediática de la industria cultural comercial postmoderna, el fetiche del Neoliberalismo.
Surgen las siguientes interrogantes: ¿cómo abordar neoliberalismo como doctrina económico – social, conjugada a la farándula?, ¿cómo es entendido el sujeto desde esta lógica, farándula – desarrollo económico neoliberal?, ¿cómo nos comportamos cotidianamente dentro de estas lógicas económicas y mass mediáticas?, ¿podemos seguir hablando de guerra mediática al referirnos a la influencia de la industria cultural?, ¿es real la influencia de los medios y la industria cultural y hasta qué punto?, ¿es guerra de información o mediática?, ¿es guerra? ¿cómo se expresa?, ¿cómo se manifiesta en la cotidianidad, tanto en lo económico como en lo cultural?
El decantamiento de estas temáticas, de las respuestas que durante años he tratado de elaborar de ellas, fue generando una serie de inquietudes, desde donde se parte para elaborar la unidad de análisis de la disertación en estas cuartillas, o más bien la unidad de análisis que explicaré en los siguientes párrafos motivaron una serie de preguntas: siendo la principal, ¿qué relación tienen las siguientes cuestiones? porque hipotéticamente afirmo que la tienen, (Las preguntas anteriores y las posteriores que enuncio), ¿cuál es la pegada de los zombis?, ¿cuál la obsesión de la industria cultural en el tema?, ¿cómo se vincula el fenómeno con la farándula y la moda? ¿qué representan los zombis para el neoliberalismo?, ¿cuál es su propósito?
Todas las anteriores preguntas comenzaron con una cuestión sencilla, como parte de una clase sobre capitalismo, neoliberalismo y movimientos sociales, ¿por qué los zombis? ¿qué representan y que nos quieren decir desde la maquinaria industrial cultural?, uno de los tres centros del poder imperial, como nos afirma Atilio Borón en su libro América Latina en la Geopolítica del Imperialismo, con el cual concuerdo.
La cuestión del tema zombi es, por tanto, la unidad de análisis de estas líneas.
Los Zombis en los últimos años son un tema recurrente de la farándula y de la industria cultural, a su vez, un producto de las políticas económicas capitalistas globalizadas, de la financiarización y de las decisiones políticas del sistema mundo, los zombis son rescatados, revividos y revitalizados con cada producción. “Los zombis”, esos seres sin alma y sin cerebro, alienados y enajenados.
Para comprender el origen de los zombis, habrá que remontarse a la religión vudú del África Occidental practicada en Togo y Benín; o al veneno zombi en Haití, del libro “la serpiente y el arcoiris” que están relacionadas con la magia negra del vudú, y cuyo acto de zombificación se da por medio del ritual, esta variante del Caribe, se da como parte del proceso de sincretismo religioso con el cristianismo católico a raíz de la conquista, este al igual que otros rituales, es una forma de resistencia adoptada por los pueblos esclavizados en legítima defensa de sus creencias y costumbres, la “culta” occidente lo denigró como superchería; el monoteísmo lo denigró como magia o hechicería.
Pero no es a este tipo de zombis a los que me refiero, ni es a esta práctica religiosa que se refiere la industria cultural con sus películas, vídeo juegos, series, etc.
Tampoco me refiero al tema zombi para la industria cultural, aquí el tema ha estado a la orden del día durante mucho tiempo, y es desde donde comienza la inquietud, vemos que su conducta o su aparición se da por múltiples factores, la mayoría de veces de orden químico – biológico, guerra bacteriológica, por lo tanto es un virus.
José Saramago es mucho más acertado en su ensayo sobre la ceguera, aunque la cuestión acá no trata propiamente de Zombis, el resultado del contagio es el mismo, los infectados son aislados, pero esto no detiene el contagio que se da de manera no lineal saliéndose de control, produciendo la depredación y la rapiña posterior al contagio producto del miedo y la desesperación, seguidos del oportunismo, el individualismo y el abuso de poder, el sistema mundo capitalista es el responsable de esta ceguera que magistralmente expresa el autor, esta ceguera no es producida por la industria cultural, sino por el sistema.
Me refiero aquí a la actitud zombi, el mejor ejemplo de los zombis que tomo como unidad de análisis, son los producidos por la inoculación de la actitud zombi, no con relación al vudú como dije, sino, a través de la guerra económica; una guerra que se libra de manera global, y que en la actualidad comenzó en la década de los 70; las redes de contagio social a través de los host o concentradores, el bachaqueo y la paraeconomía (caso Venezuela), todas estas hijas de las guerras de 5° generación, doctrina del shock, golpes suaves y demás manuales del fascismo, de la modernidad capitalista y la racionalidad eurocentrica.
La inoculación zombi es analizada en estas lineas como fenómeno económico, el veneno neoliberal inoculado por medio de la sofisticación de la doctrina de choque y su conjunción con la estrategia de golpe suave, convirtiéndose en una efectiva guerra económica de desgaste, que se sirve además de las técnicas de contagio de la teoría de redes.
Para el sistema mundo capitalista los zombis somos principalmente, los países opuestos a las lógicas financieras del capital, los pobres, de la periferia y del centro, los revolucionarios, los emigrantes que huyen de las guerras del capital, de las guerras interclases, de las guerras neocoloniales, (Siria, Libia Irak, Palestina) esto nos dice de forma velada la industria cultural.
Para la economía los zombis somos los 3500 millones o 5000 millones de personas que forman esa masa de excluidos del sistema, que se deben exterminar, para mantener el ritmo de lo que los economistas neoliberales conciben como desarrollo y crecimiento pensado con base en la acumulación, y que no tiene límites, chocando con los límites lógicos de crecimiento, dictados por la cantidad de recursos disponibles. Garantizando así, el confort de una burguesía imperial a costa de unos cuantos millones de servidores con capacidad de consumir,
Pero, desde nuestros países la cosa es más compleja, ¿en realidad quiénes son los zombis? no somos nosotros los no alienados, ni enajenados, no somos todos los pobres, no somos los revolucionarios, o todos los que deseamos cambiar el sistema, tampoco los que legítimamente huyen del Estado Islámico, terrorista y mercenario; zombis son, los ejércitos de enajenados y alienados, sin voluntad y sin cerebro, pobres o ricos, de la periferia o del centro; en suma, los asimilados que produce el sistema usando todos los recursos que posee, en especial la guerra económica, zombis los del Estado Islámico; en Venezuela, este fenómeno se expresa en la deformación bautizada como bachaqueo y en la especulación descarada y descontrolada, desde aquí proponemos la siguiente ecuación: zombi es a bachaquero y especulador, el bachaquero y el especulador es la máxima expresión de la alienación, enajenación, individualismo y rapiña, de la guerra económica contra un proceso de revolución, ya no nos referimos a los de la industria de la taquilla cinematográfica, acompañada de la industria del video juego.
Zombis es a bachaquero y especulador, lo que paraeconomía a neoliberalismo; zombi es a individualismo; zombi es a alienados y enajenados; zombis es a capitalismo, lo que mercenarios es a paramilitares y Estado Islámico.
Esta guerra económica ha producido columnas zombis, que extraen y rapiñan productos y recursos, con el fin de devastar al país; también extrae a personas con sus virtudes y talentos, que desfilan en la salida internacional de los aeropuertos, aterrados y con miedo, con mucho odio a la Revolución y al país seguramente, aunque afirman amarlo, pero llevándose además, un futuro en los títulos universitarios que una buena parte obtuvieron de forma gratuita gracias a la Revolución y a la Constitución Bolivariana, también marchan a la “libertad” con las remesas en dolares de la renta petrolera.
Se libra tras los zombis una guerra simbólica contra el cambio estructural que propone el mundo multipolar, contra el sistema mundo unipolar capitalista e imperial.
Por ello, los zombis no tienen cerebro y solo consumen y consumen sin saciarse, se canibalizan y también se adaptan, mutan y evolucionan, pues son producto del mundo unipolar acumulador del capitalismo neoliberal, o salvaje; que como nos recuerda Hugo Chávez que dice István Mészáros “el poder metabólico de capital”, que casi todo lo asimila, sus hijos o criaturas son los zombis, tan salvaje con él mismo padre, no requieren de conciencia.
Son un fenómeno de la taquilla, rivalizan y desplazan a la fiesta de los muertos, convirtiéndose en muertos vivientes, desplazan también a las brujas, de la noche de brujas, son un hito comercial, representan un éxito de acumulación y consumo que ellos mismos encarnan, se cuelan en las protestas estudiantiles del golpe suave.
Los zombis son la realidad económica del rentismo, del parasitismo, del robo, del ultraje, de la rapiña; desde aquí decimos, los bachaqueros en realidad son zombis, los empresarios especuladores y ladrones son zombis, su sangre es el dinero, su religión el caos.
El capitalismo produce zombis, el antídoto es el socialismo.
El sistema Mundo produce Zombis que votan contra sí.