Si lo pensamos bien, deberíamos agradecerle a la flojera tantas maravillosas invenciones que nos apartan de los más rudos oficios...
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Para espantar la flojera, repaso mentalmente, en cuanto me despierto, las actividades que tengo programadas para el trascurso del día. Debido a que casi siempre existe algún ineludible compromiso en la agenda, no queda tiempo, por lo general, para pensar en la pereza. De lunes a viernes solo descanso una hora aproximadamente al mediodía, pero los fines de semana, sobre todo los domingos, sí es verdad que me entrego a la flojera. Todos sabemos que, aparte de las tareas relacionadas con el trabajo formal, dentro de la casa nunca falta algo por hacer o por comprar. Por esa razón, los momentos para dedicarnos a la flojera son escasos.
Leer o escribir para alejar la flojera.
Confieso que las actividades que tengo por costumbre realizar no las asumo como estrategias para disipar la flojera, pero ahora que lo pienso, casi todas me ayudan a estar activo. No salgo de casa en la mañana sin haber tomado el primer café del día, lo cual me ayuda a energizar el cuerpo y la mente. Después me ejercito un poco en las zonas verdes de la residencia donde vivo o en un parque que se encuentra cerca y, a continuación, me baño y me preparo para salir a trabajar.
Mis tareas en la docencia no me exigen un gran esfuerzo físico, sin embargo, me mantienen ocupado todo el tiempo. Y en los momentos en que me desconecto del rol de educador, puede ser que, si no hay algo urgente que hacer en la casa, me dedique a leer, a escribir o a pensar en nuevas ideas o proyectos creativos. Esto último, aunque a veces da la impresión de que no estoy en absoluto esforzándome, se torna agotador, sobre todo cuando no encuentro alguna idea que valga la pena.
Adán y Eva no tenían que trabajar/ F
De acuerdo con La Biblia, el ser humano fue creado para ser flojo. Adán y Eva en el paraíso lo tenían todo, no necesitaban trabajar, y se supone que si sus descendientes hubiesen nacido allí tendrían los mismos privilegios. Todos sabemos, sin embargo, que fueron expulsados por desobedientes y una de las sentencias de Dios para el hombre fue que "te ganarás el pan con el sudor de tu frente". Por otra parte, al ser humano, cuando nace, deben atenderlo de manera exhaustiva para que sobreviva; y esas mismas personas que nos cuidan tienen que enseñarnos a realizar lo que nos hace falta para que seamos independientes; si no fuese así, moriríamos por inútiles, por flojos.
Somos entonces flojos por naturaleza, pero hemos tenido que aprender a derrotar la pereza para mantenernos con vida y eso nos ha permitido evolucionar. Los grandes inventos de la vida han sido creados para la flojera. Todas las comodidades que tenemos así lo corroboran, tanto dentro como fuera del hogar. Pensemos un momento, por ejemplo, en lo que tendríamos que hacer si para tomar agua, y para lavar la ropa, tuviésemos que dirigirnos a las orillas de un río o manantial a buscar el preciado líquido… Solo quienes pensaban como flojos crearon la forma de acabar con eso.
Al mediodía: mucha flojera.
Al mediodía, después de almorzar, comienzan en seguida los imparables bostezos y, si estoy muy cansado, es casi imposible mantener los ojos abiertos. He aprendido con el tiempo a programarme mentalmente para que esa siesta dure solo una hora, para que no se extienda mucho y me impida realizar lo que tengo programado. Necesito, en verdad, ese breve período de descanso porque, por lo general, me acuesto muy tarde en la noche y, debe ser por eso, que el cuerpo lo reclama, tanto así que puedo quedarme dormido, sin ningún problema, sentado en un mueble, en caso de que no tenga mi cama cerca.
Acostumbro a colocar la alarma a la cinco de la mañana, pero siempre me despierto antes de que suene y la apago. Me levanto, entonces, por voluntad propia, a esa hora y me dirijo de inmediato al baño para el aseo personal, luego me visto y me voy a la cocina a tomar café o a prepararlo, en caso de que mi esposa no se haya levantado ya. Salgo luego, como ya señalé, a ejercitarme y regreso para, después del desayuno y de una buena ducha, irme a trabajar. Esta es una rutina que solo se altera si ocurre algún raro imprevisto que me obligue a faltar al trabajo o a ocuparme temprano de alguna inesperada actividad.
Invito a los amigos:
@sur-riti,
@shanadesign y
@anailuj1992
Nota: Las imágenes que no estén referenciadas con su fuente pertenecen al autor y fueron tomadas con la cámara del teléfono móvil, modelo: Samsung SM-A135M.