It all started in May.
I was working as a cab driver, and one day a black car started following me. I realized they were playing as if they couldn’t find me. Well, this went on for several days. Then another car started following me, so I took down their license plates and reported them to the police, but the police did nothing. Later, there were more cars and trucks. I had been working night shifts for a few weeks after a year off due to knee surgery. The thing is, they always followed me, especially when I got to my neighborhood, where I worked near my house. It was always the same: reports and nothing.
One time, they were blatantly driving around, and the police were also circling. With all the traffic, it wasn’t noticeable.
The thing is, there was no reason for them to follow me. In the little time I worked, I hadn’t done anything to provoke such a big move to catch me.
So, I quit working, but they found out where I lived, and that’s when my nightmare began.
They would get onto the roofs and come down through the back of my house, where I have an abandoned structure, perfect for people to sneak into. However, it’s not easily accessible because my house is in the middle of the block, so they had to go through the neighbors’ roofs.
Oh, the day they found my house, I was running away from them and managed to get in without them seeing me. They were on the street, saying where I had gone in. They knew it was around there and eventually found it.
So, every night, they would come onto the roofs at dawn. I called the police, and they would hide. As soon as the police left, they’d come back. They didn’t break into the house because I had two pit bulls. I didn’t let them out because they were old, but the intruders didn’t know that. So, I guess they were scared to come in with the dogs. This went on every night, with them getting bolder, until I left and stayed at the police station.
One day, I called a friend who also worked as a cab driver, and he said, “I’ll drop you off at the bus terminal, where there are people around.” But there was no one there. Suddenly, 20 guys appeared, coming straight at me. I ran to a police checkpoint and went back to stay at the police station.
Later, at home, I started making noise with a shovel against the front door when they got close. That made them back off, and I prayed for daylight to come so I could sleep, as they would leave in the morning.
One Saturday, it was raining. I wasn’t working; I was at home. A few days earlier, I had written a note and left it in the yard for them to read: “There are 20 of you, and you can’t catch a lame guy. And on top of that, I’m not even the one you’re looking for. You’re useless.”
That Saturday, I saw red lasers, like from weapons, inside the house. Because it was raining so hard, they advanced. They got in everywhere. That day, I thought I was a dead man, but I managed to hide in a spot where they couldn’t see me. Those lasers even went through the window curtains as if they could see through walls. It was terrifying.
I called the police, but they didn’t come. So, once again, I made a lot of noise, and they left. After that day, I left that house and moved to the back, because if they didn’t see any movement, they wouldn’t come in.
I eventually fixed up the house and rented it out. Living in the back, I think I once heard noises on the roof again, but now that I’m here, I went out immediately, and they didn’t climb up again. At least I feel secure at home. But whenever I go out, they’re still around, following me. I ignore them now because I don’t go out at night, and there are always people around. It seems they’re part of a very large group. They don’t just want to kill me on the street; they wanted to do it at home without anyone seeing.
So, with the strategy of renting the house and not going out at night, I defeated a super-organized gang. It’s strange because it’s not hard to kill an ordinary guy, although, looking back, I did a lot of things to keep them away. I try to carry my phone to film their cars. When they see me with the phone, they leave.
Living like this is a nightmare because you can never relax. These people are like a loaded gun. One day, they might come up with a better plan, and it’ll be the end of me.
Life is like that—it throws things at you that you didn’t ask for, don’t want, and that can be deadly.
Todo comenzó en mayo.
Trabajaba de remis y un día un auto negro me empezó a seguir. Lo que yo me di cuenta es que jugaba a que no me encontraba. Bueno, así estuve varios días. Después me seguía otro auto, así que tomé las patentes y los denuncié a la policía, pero la policía no hizo nada. Después eran más autos y camionetas. Yo hacía unas semanas que trabajaba en el turno noche después de un año de no trabajar por una operación de rodilla. Bueno, el asunto es que me seguían siempre, especialmente cuando llegaba a mi barrio, donde trabajaba cerca de mi casa. Así que siempre era igual: denuncias y nada.
Una vez pasó que andaban desfachatados y la policía dando vueltas, y ellos también dando vueltas. Al haber tránsito, no se podía notar.
El asunto es que no había razón para que me siguieran. En lo poco que trabajé, no hice nada que provocara semejante movida para agarrarme.
Así que dejé de trabajar, pero descubrieron dónde vivía, y ahí empezó mi infierno.
Se metían por los techos y bajaban por el fondo de mi casa, donde tengo como otra casa, pero abandonada, ideal para que se meta gente. Sin embargo, no está accesible, ya que soy una casa del medio de la cuadra, así que tenían que ir por los techos de los vecinos.
Ah, el día que encontraron la casa, yo escapando de ellos logré entrar sin que me vieran. Estaban en la calle diciendo dónde entré, y sabían que era por ahí. Así que ya lo descubrieron.
Así que todas las noches por los techos, a la madrugada. Yo llamaba a la policía y se escondían. Se iba la policía y volvían. No entraban a mi casa así a lo loco porque yo tenía dos pitbulls, pero no los sacaba porque están viejitos. Ellos no sabían, así que les daría miedo entrar con los perros. Así era todas las noches, un poco más osados, hasta que me fui y me quedé en la comisaría.
Un día llamé a un amigo también que trabajaba de remis, y me dice: "Te dejo en la terminal de ómnibus, que anda gente". No había nadie. De repente aparecen 20 pibes y se me venían encima. Corrí hasta un control policial y volví a quedarme en la comisaría.
Después, lo que hacía en casa era, cuando se acercaban, hacer ruido con una pala contra la puerta del frente. Así se alejaban, y rogaba que se hiciera de día para poder dormir, porque se iban de día.
Un sábado llovía. Yo no trabajaba, estaba en casa. Unos días antes escribí un papel en el patio para que ellos lo lean: "Son 20 y no pueden agarrar a un rengo, y encima no soy al que buscan, son ineptos".
Así que ese sábado vi láseres rojos como de armas en la casa. Como llovía tanto, ellos avanzaron. Se metieron por todos lados. Ese día era un muerto, y logré estar en un lugar que no podían verme. Esos láseres los manejaban hasta a través de las cortinas de las ventanas, es como si vieran a través de las cosas. Un terror.
Bueno, llamo a la policía y no viene. Así que otra vez empecé a hacer mucho ruido y se fueron. Después de ese día dejé la casa esa y me mudé al fondo, porque si ellos no veían movimiento, no entraban.
Por fin arreglé la casa y la alquilé. Yo, viviendo en el fondo, creo que una vez más escuché por el techo, pero como ahora estoy acá atrás, salí enseguida y ya no subieron más por los techos. Al menos tengo seguridad en casa. Pero siempre que salgo, ahí andan siguiéndome. Ya lo ignoro, total no ando de noche, y así siempre hay gente. Lo que pasa es que son una banda muy grande, parece que no quieren simplemente matarme en la calle. Por eso lo querían hacer en mi casa sin que nadie los viera.
Así que, con la estrategia de alquilar y no andar de noche, derroté a una banda súper organizada. Es raro, no es difícil matar a un tipo común, aunque viendo el transcurso de los hechos, hice muchas cosas para que no se me acerquen. Trato de llevar el celular para filmar los autos. Me ven con el teléfono y se van.
La vida así es un calvario porque nunca te podés relajar. Esta gente es como un arma cargada. Un día pueden querer hacer un plan mejor, y adiós de este mundo.
La vida es así: te presenta cosas que no pediste, no querés, y pueden ser mortales.