Mi amigo imaginario

La poderosa mente humana es capaz de crearnos amigos imaginarios para que la soledad sea más amena, para que se conviertan en nuestros más leales compañeros...

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¿Durante tu infancia recuerdas tener un amigo imaginario? Cuéntanos sobre él o ella, ¿Cuál era su nombre, qué juegos solían jugar juntos?

Se llamaba Jesús y le encantaba llevarme la contraria en los momentos en que me encontraba pensando y estaba tranquilo, sin embargo, me otorgaba su aprobación cuando me disponía a realizar alguna travesura. Ante cualquier situación que sospecháramos que sería reprobada por los adultos, mi amigo imaginario me incitaba para que la llevara a cabo. Estaba siempre a mi lado para cuestionarme o inducirme a realizar todo aquello a lo que yo jamás me atrevía, pero desaparecía cuando comenzaba la acción.

Jesús era un año mayor que yo, muy inquieto y arbitrario, pretendía tener la razón todo el tiempo. Casi no jugábamos, siempre estábamos discutiendo, sobre todo cuando él quería convencerme de que era el hijo de Dios, Jesús de Nazaret, y comenzaba a contarme historias sobre la vida en el cielo. Se molestaba de más porque yo le aseguraba que él era muy ordinario para ser el Niño Jesús.

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¿Dejas salir con frecuencia a tu niño interior? ¿Qué sueles hacer para pasar tiempo con él y para recordar parte de tu infancia?

Mi infancia allá en el pueblo donde nací, Mucoelrío, estaba plagada de juegos tradicionales, el escondido, metras, fusilado, perinola, pelotica de goma, trompos, y de otros que nos inventábamos con lo que tuviésemos a mano. Algunas de esas actividades suelo practicarlas siempre en cuanto se presenta una oportunidad. Cuando todos los amigos que, por una u otra razón, estamos fuera de ese lugar en que transcurrió la niñez, coincidimos de visita en el pueblo, es seguro que nos divertiremos con cualquiera de esos juegos para revivir aquella feliz etapa de la infancia.

Antes con mis hijos, luego con los nietos que debieron emigrar y ahora con cualquier niño de la familia, me encanta inventar juegos con ellos y, sobre todo, observar y comentar las películas dedicadas a los más pequeños; soy un experto en eso. Igualmente disfruto muchísimo cantándoles canciones para que ellos bailen y canten también, además de improvisarles rimas para estimularles la creación verbal.

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Si tuvieras la oportunidad de crear un "Amigo Imaginario" ¿Cómo sería? ¿Sería un ser humano o algún personaje de tu agrado? ¿Qué apariencia tendría? ¿Cuál sería su personalidad y por qué?

Sería un ser humano, un venerable anciano que fuese muy sabio y que esté dispuesto a discutir conmigo todas esas preguntas a las que nunca se les han encontrado una respuesta convincente a lo largo de la historia. No tendría la actitud seria y muy formal de las personas que están conscientes de que poseen cierto prestigio por sus experiencias y conocimientos, sino un amigo alegre, ocurrente y dispuesto a sumergirse en la jovial cotidianidad que a mí me gusta propiciar. Tiene que estar capacitado, además, para tolerar las críticas, las bromas, las frases displicentes que salgan de mis desplantes y para valorar mis opiniones por muy disparatadas que sean… Debe ser un erudito que sepa disfrutar los sencillos placeres de la vida.

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Dedícale una frase única y exclusivamente a tu niño interior, una frase en la que puedas plasmar un mensaje importante para ambos.

Escoge bien tus desafíos que los dioses están completos.

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Invito a los amigos:
@rossnenye,
@lanegra2804 y
@damisvilladiego