Les cuento que siempre he sido muy emprendedora desde que tenía 12 años hacia bisutería y vendía productos de las empresas cosméticas. Todo para tratar de costear mis gastos y no depender tanto de lo que mis padres podían darme ya que éramos una familia numerosa.

Igual me gustaba estudiar y era destacada en eso, así paso el tiempo y solo estuve pendiente de mis emprendimientos y mis estudios.

Pero cuando entre al liceo diversificado, Alberto un joven de un sector cercano a mi casa, estaba muy interesado en mí y comenzó a pretenderme, pero era ocho años mayor que yo.

Hubo atención, detalles y luego salidas allí comenzó algo diferente y además de mis ventas y el estudio me gustaba compartir momentos con él .

Surgió una relación que continuó hasta después de graduarme en el bachillerato con a penas quince años. Ese año por mi promedio, salí asignada para estudiar en el pedagógico pero mi papá se enteró que allí estudiaba el muchacho con quién salía y se negó a enviarme a estudiar.

Al año siguiente me encontraba estudiando Educación pero en una modalidad a distancia, leyendo y completando módulos para luego presentar pruebas.

Eso no era mi aspiración y bueno lo deje, y comencé a estudiar Ciencias Agrícolas. Pero siempre mis padres pendientes que yo andaba con una persona mucho mayor que yo, quizás el miedo de que yo cometiera errores los impulsaban a molestarme todo el tiempo.

Fue cuando Alberto, me dijo que si quería casarme con él, se imaginan una niña de 17 años con un hombre próximo a cumplir 25.

No le di respuesta, solo le dije que para eso debíamos tener donde establecernos. Como yo tenía dinero guardado y él también había ahorrado compramos una casita pequeña de una habitación, un baño y la cocina.

Queríamos tener algo nuestro y comenzamos a trabajar duro con los emprendimientos y así fuimos comparando lo necesario, pero todavía no había digerido dar ese paso, sin haberme graduado.

Lamentablemente, todo siguió peor, y el motivo de las molestias ahora era el hecho de que estaba comprando cosas, pero no tenía fecha de matrimonio, yo me la llevaba muy bien con Alberto y el tenía atenciones y el respeto siempre estuvo presente. Pero ¿casarme? No era mi plan.

Pero un día ocurrió lo inesperado, mi papá me fastidio tanto que cuando ese chico llegó a visitarme sin pensarlo le dije que no aguantaba más y que si aceptaba casarme con él.

El se puso feliz y me dijo que preparamos algo sencillo y nos casabamos cuando cumpliera mis 18 años en noviembre de ese año.

Recuerdo que me sentía tan mal que le dije que no quería esperar tanto y que daba tiempo hacerlo en su cumpleaños y así fue me casé el 22 de agosto del 1991.

Eso pasó hace 30 años y vivimos en nuestra casita, y trabajamos duro para ampliarla, yo pude seguir estudiando con el apoyo incondicional de Alberto, el también se graduó.

Yo soy TSU en Ciencias Agrícolas. Pero también pude estudiar educación y me gradué de Licenciada en CS Naturales, seguí y tengo Especialización en Planificación y Evaluación.

Formamos una linda familia, tenemos tres hijos, con los valores necesarios para que luchen en la vida.

A veces creo que sí hubiese tenido la oportunidad de estudiar en su momento mi vida pudo haber sido menos dura, pero aunque fue una decisión difícil para una niña, hoy no me arrepiento.

Doy gracias a Dios porque siempre me acompaña y porque ese hombre que puso en mi camino siempre ha sido mi apoyo.

Todavía a pesar de los años compartimos momentos especiales, son 30 años de matrimonio con duras pruebas pero el camino es más llevadero cuando caminas al lado de un gran apoyo y con la bendición de Dios.

Aunque, hemos superado juntos muchas situaciones les digo que CASARME, siempre será la decisión más difícil y dura que tomé, aún siendo una adolescente.