UNA APLICACIÓN DEL TEOREMA DE BANACH-ALAOGLU
El espacio dual E* es a la vez un espacio de Banach.
Para cada x∈ X, podemos considerar x^: E*→C, definida por x ^(f)=f(x), para cada funcional continua f.
Es claro que x ^ es continua es decir x ^ ∈ E** (el doble dual de E).
Además la aplicación J:E→ E**, dada mediante J(x)=x ^ es una isometría,
es decir ||J(x)||=||x||, para todo x∈ E.
En general J(E)⊊ E**.
Ahora consideremos en el espacio de Banach E*, la familia de entornos básicos W(f; x1, . . . , xn, ε) ={ g ∈E* : |xk^(g) − xk^(f)| < ε con k = 1, ⋯, n } (xk∈E, ε>0) define una topología sobre E*, llamada la topología débil *, que se denota por σ(E*,E). Podemos decir también, que si {fd} es una red en E* y f∈E*; entonces fd→f débilmente *, es decir en la topología σ(E*,E) , si y sólo si, fd(x)→f(x) para todo x∈ E.
El famoso teorema de Banach-Alaoglu, nos dice que en ( E*,σ(E*,E) ), la bola unitaria BE*=B(0,1)={ f ∈ E* : ||f||| ≤1 } es débilmente * compacta. Es decir compacta en la topología débil * σ(E*,E) . Este hecho notable, permite demostrar un resultado importante del análisis funcional:
Si E es un espacio de Banach, entonces existe un espacio topológico compacto Hausdorff (S,τ) y una isometría Λ:E→C((S,τ),C).
Aquí C((S,τ),C)={ ψ : (S,τ)→C: ψ continua } con ||ψ||=sup{| ψ(s) |: s ∈ S}
El teorema de Banach-Alaoglu es la clave de la demostración. Considere S=B(0,1) y la topología restringida τ= σ(E*,E)| B(0,1).
Sean las funciones x^|B(0,1), veamos que son continuas con respecto a la topología σ(E*,E)| B(0,1). En efecto, dado f ∈ B(0,1) y ε>0, si U(f(x), ε)={r∈C |f(x)−r|< ε }, entonces ( x^|B(0,1))−1(U(f(x), ε))=B(0,1)∩ W(f; x, ε) , de lo que se prueba lo afirmado.
Se define ψ (x)= x^|B(0,1), y es inmediato ver que ||ψ(x)||=|| x^|B(0,1)||=||x||.
Terminemos con una aplicación del resultado anterior.
Sea B(E) el espacio de Banach de los operadores acotados sobre E.
Sea T:E→E un operador acotado, D={ f ∈ (B(E))* : ||f||| =f(I)=1 }. Se define el rango numérico de T, al subconjunto de los números complejos
W(T)= { f (T): f ∈ D}.
Primero observemos que W(T) es cerrado en la topología usual de los números complejos. En efecto, supongamos que fn(T) →r en la topología usual de los números complejos. Sabemos que cada f n∈ (B(E))* con ||fn ||=1, por lo tanto existe f ∈ (B(E))* con ||f|| ≤1 tal que f nk→ f débilmente *. Como f nk(I)=1 → f (I), se deduce que f ∈ D, lo que prueba que r=f(T) ∈ W(T).
Por un argumento semejante al anterior, se demuestra fácilmente que
(D, σ(E*|D) )es un espacio topológico compacto Hausdorff.
Además cada T^|D pertenece al espacios de las funciones continuas
X=C( (D, σ(E*|D) ),C) que es también un álgebra de Banach conmutativa con unidad.
Si T^|D no es una unidad del álgebra C( (D, σ(E*|D) ),C),
entonces existe un ideal máximal M, tal que T^|D ∈ M, pero existe un f ∈ D, tal que Mf = { ψ ∈ X : ψ(f)=0 }=M. Esto dice que f(T)=0 ∈ W(T) y recíprocamente.