Nadie puede resistirse a una sonrisa, eso es un hecho que llevo la mitad de mi vida comprobando, cuando le hablas a un desconocido y le sonríes de forma respetuosa, inevitablemente él te contestará de forma alegre.
Aun con todos los problemas del mundo yo intento levantarme cada día con toda la energía del mundo, salgo a la calle sonrió, saludo a todo el que pase por mi lado y donde sea que pare, panadería, banco o trabajo, procuro entablar pequeñas conversaciones con todo aquel que me mire.
Los desconocidos se notan tensos y precavidos, quizás por cuestiones de seguridad, pero cuando los abordas de forma respetuosa con una gran sonrisa en los labios, no hay quien se resista, acabas de hacer un nuevo amigo.
Brillar es más fácil de lo que pensamos y ayudar a brillar a los demás es aún mejor, cuántas de esas personas pueden sentirse solas o deprimidas, puede que hasta haya salvado alguna vida con el simple hecho de hacer sonreír a alguien que quizás ya daba todo por perdido, no sé, lo que sí sé es que soy feliz y procuro compartir mi felicidad con todos los demás.