Entro en Steemit: Tiempos de cambio

Sigo con la barba con la que salgo en la película. Sigo con ella para no afeitarme a diario, cuando antes no me importaba hacerlo. Eso dice cosas del momento actual. Tiempos de cambio.
“Una mentira que dice siempre la verdad”. Con esa frase defendió Jean Cocteau la ficción de su propia personalidad literaria: “Que comprenda quien pueda, soy una mentira que dice siempre la verdad”. Desde esa trabajada mentira que es la literatura, pero con la verdad por delante, quiero contaros cosas. Sería reconfortante pensar que eso pudiera entretener e incluso ser útil a alguien. Pero como de la verdad hablamos, la verdad ha de ser lo primero…
Entro en Steemit espoleado por un profesor de la Secundaria al que profeso un afecto forjado en la adolescencia, aquel periodo en el que nos creíamos inmortales (“Contar a un adolescente los hechos de la vida es como dar a un pez una bañera”, dejó dicho el aviador norteamericano Arnold H. Glasow, quien tuvo a sus órdenes a miles de chavales apenas salidos de la adolescencia en la Segunda Guerra Mundial).
Entro en Steemit para contar algunas verdades como si fueran mentira. Para aprovechar y ofrecer el bagaje profesional de tantos años de reportajes, entrevistas y análisis, de viajes, de actuaciones.
O para contar que anoche vi la estupenda “Dunkerque”, de Cristopher Nolan, en función de madrugada. O que llevo toda la mañana barriendo, fregando y quitando el polvo mientras por la radio la mujer del político opositor Antonio Ledezma cuenta que la policía venezolana se ha llevado a su marido. O que cuando me disponía a guardar los juguetes del niño, esparcidos por casi toda la casa, en conexión telefónica un miembro del Tribunal Constitucional español confirmaba que se ha suspendido cautelarmente la llamada reforma exprés para la “desconexión” de Cataluña del resto del Estado. Ordeno y guardo los juguetes como puedo después de haber tenido a mi niño en casa la segunda quincena de julio, como tantos padres separados que comparten las vacaciones del hijo.
Pero también entro en Steemit para obtener algún rédito económico. Al fin y al cabo, eso es lo que diferencia ésta de otras redes sociales. Eso y el valor que da a las palabras, puertas que son también llaves al conocimiento y las emociones que, cuando son escogidas con acierto, encierran. Decía Lorca que el duende -esa forma de nombrar el talento entre los flamencos de Andalucía, desde donde escribo- se esconde en las últimas habitaciones de la sangre. Sangre de las palabras.
Hi, mundo Steemit. Gracias, si hay alguien que está generosamente por leer estas humildes líneas y las que vendrán en el idioma que encumbró Cervantes.
Domi del Postigo